Una amiga nos invitó a asistir a una clase de Maracatu (ritmo afro-brasileño caracterizado por la fuerte percusión de sus grandes tambores llamados alfaias) en el Centro Cívico Parc-Sandaru. El Parc Sandaru ya nos había conquistado con sus miércoles de Roda de Choro (un ritmo popular brasileño en el que el virtuosismo de los instrumentistas permite una alta capacidad de improvisación) pero después de tantos meses sin ir, nos sorprendió – muy gratamente – encontrar el espacio aún más adaptado a los niños.
La cafetería ganó una pared de pizarra, protección en el suelo, una tienda, mesas y sillas pequenas y unas cuantas cajitas con juguetes y libros. ¡Vaya sorpresa más agradable!
El descubrimiento de uno de sus juguetes preferidos, los cubos con dibujos de animales, nos permitió un raro y agradecido desayuno tranquilo. Por cierto, el espacio ha cambiado, pero el trato del personal y el bocadillo de tortilla francesa siguen igual de buenos. Un bocadillo, dos cafés con leche y dos croissants nos salieron por 6,90 euros.
La separación no fue fácil…
… pero teníamos a unos tambores que ver ¡y escuchar!
En el camino hasta la clase fuimos encontrando muchas pruebas de que el Parc Sandaru es muy Mammaproof: sus variadas propuestas para el público familiar van desde grupos de crianza, pasando por sesiones periódicas de teatro hasta llegar a clases de inglés en familia. Su tablón de anuncios es una atracción por sí mismo.
Encontrar el local de ensayo no fue difícil: las alfaias se hacen notar.
¡Y de verdad que se notan! En aquella pequeña sala de ensayos el sonido retumbaba en las paredes y Teo, fascinado aunque intimidado, prefirió asistir el ensayo a través del cristal. No sin motivo están buscando un lugar más grande para las clases.
El momento de timidez duró poco. Teo acababa de ganar una nueva afición… y el Maracatu Mandacaru ¡un nuevo fan!
¿Y vosotros? ¿Os animáis a probar?
