A estas alturas, prácticamente todos conocemos el Museu de la ciència CosmoCaixa de Barcelona. El Museo de la Ciencia por excelencia de Barcelona. Pero aparte de las exposiciones permanentes y temporales relacionadas con la ciencia hay una oferta cultural familiar muy interesante y atractiva, y que vale la pena que conozcáis. Nuestra agente Yanina nos lo cuenta en esta crónica.
¿Os cuento un secreto? Conseguir un plan de domingo en el que disfrutemos por igual el niño, los padres y la abuela, es difícil, pero no imposible. La respuesta es: el Museo de la Ciencia CosmoCaixa de Barcelona. Afortunadamente, decidimos pasar todo un día y os puedo asegurar que fue todo un acierto. Talleres, exposiciones y experiencias científicas que nos sorprendieron a grandes y pequeños. Si queréis vivir este milagro, seguid leyendo y os lo explico.
Un museo para todos los públicos
Lo primero que te sorprenderá del museo es su tamaño. Más de 30.000 metros cuadrados dedicados a la divulgación científica que dejaron a mi suegra con la boca abierta (literalmente). En una sola visita es difícil realizar toda la oferta de talleres y actividades que propone. Pero como los niños y niñas menores de 16 años entran gratis, no hay excusa para no volver otro día y seguir descubriendo todo lo que este espacio puede ofrecerte, que es muchísimo. Si vas con carrito, no te preocupes porque todo está perfectamente adaptado con rampas y ascensores.
El Museo de la Ciencia CosmoCaixa cuenta con varias exposiciones permanentes. La principal es la Sala Universo, un recorrido interactivo que explora desde el Big Bang hasta las últimas fronteras del conocimiento humano. Aquí los peques podrán jugar y toquetear un montón de reproducciones científicas. El objetivo es estimular la curiosidad de toda la familia.
En esta sala encontramos otros espacios como el Lab Math o laboratorio de matemáticas, El muro geológico y su ámbito Restos y Rastros con fósiles de casi 150 millones de años. Y lo más sorprendente, la reproducción de un fragmento de la selva amazónica: El Bosque Inundado. En este rincón del museo, de mil metros cuadrados, podemos sumergirnos en una selva donde conviven un centenar de especies. Y donde cada 15 minutos cae una lluvia tropical. Aquí nos quedamos embobados durante un buen rato observando a caimanes, tortugas, serpientes, peces y pájaros tropicales. No os lo podéis perder, ¡es impresionante!
Si crees que hay mucha información y no sabes por dónde empezar, no te preocupes, el museo cuenta con un servicio de mediadores/as en los distintos espacios que dan explicaciones de aquellos módulos o zonas concretas de las cuales tengáis dudas. Son muy adaptables al nivel que tenga el público y así hace más accesibles los contenidos de la Sala Universo, Bosque, Lab Math y exposición de Dinosaurios.
Es fascinante escuchar cuánto saben y con qué pasión lo transmiten. Lo explican con un lenguaje comprensible hasta para un niño de 4 años, como el nuestro.
Los dinosaurios también van al museo
Además de las exposiciones permanentes, el museo suele tener una exposición temporal que sirve de hilo conductor para un montón de talleres y actividades. Nosotros vimos Dinosaurios de la Patagonia con réplicas de los esqueletos de los dinosaurios más importantes hallados en este territorio y sus fósiles originales. ¡Había uno de treinta y ocho metros de longitud!
Seguimos explorando esta temática con el taller Academia de Dinosaurios. Una actividad familiar donde puedes descubrir qué dinosaurio se esconde en cada uno de nosotros. Fue una actividad muy participativa y divertida donde, entre diversas propuestas, bailamos con colas de dinosaurio y averiguamos, gracias a unas gafas, cómo veían los dinosaurios. Es un taller gratuito para mayores de 6 años.
Experimenta y aprende con los talleres permanentes
Aparte de los talleres temporales, el Museo de la Ciencia CosmoCaixa cuenta con talleres permanentes donde los niños pueden experimentar y ser los auténticos protagonistas de cada propuesta científica. Nosotros pudimos hacer dos, el Micrarium y el Clik, pero nos quedamos con ganas de más. Os doy más detalles:
En Creactivity, niños y niñas a partir de 7 años practican el arte de pensar con las manos, mientras diseñan y experimentan con la manipulación y montaje de objetos cotidianos. Está basado en la metodología Thinkering que potencia el pensamiento crítico y creativo, enseñándoles a aprender de sus errores.
El Planetario Burbuja será la excusa para nuestra próxima visita, seguro. Es un pequeño planetario hecho a medida para niños de 5 a 8 años. El lugar ideal para aquellos pequeños astrónomos, como el mío, fascinados por los planetas y el sol. A través de la maqueta Sol-Tierra-Luna, y guiados por un educador/a, podrán observar sus movimientos y aprenderán a interpretar el ciclo de día y noche, las fases de la Luna, las estaciones o los eclipses.
En el Micrarium las familias disponen de una hora para observar el mundo cotidiano desde el microscopio. Este taller busca trasladar los espacios de la sala Univers a la visión microscópica. El objetivo es reforzar la idea de que el mundo microscópico no nos es ajeno, que forma parte de nuestra realidad, aunque no podamos verlo. Aunque la actividad está conducida por educadores especializados, son los participantes los que manipulan todos los aparatos ópticos, convirtiéndose en observadores y protagonistas. Está recomendada para mayores de 8 años. Nosotros la hicimos igualmente y los mayores disfrutamos de lo lindo. Además al terminar la sesión te llevas tus propias fotos digitales de lo que has podido ver.
Clik es el nuevo espacio de experimentación que han estrenado este año. Un taller que dura 90 minutos dirigido a niños de 3 a 11 años. Al inicio de la actividad los educadores sientan a los niños 5 minutos y les revelan que cuando un científico hace un descubrimiento, su cerebro hace: “clik”. De ahí el nombre. También explican que disponen de 4 espacios a explorar; el del agua, el aire, la luz y el de la construcción. Sólo hay una norma que deben seguir: el respeto por el material y los demás. Me encantó este lema que fomenta el aprendizaje social y colaborativo. Después, disponen de más de una hora para experimentar libremente con aviones de papel, jugar con caleidoscopios o construir canales de agua, entre muchas otras actividades. Una experiencia educativa única que les anima a explorar y descubrir. Un consejo, aunque en la zona de agua hay chubasqueros, llevad ropa de recambio porque es posible que acaben mojados, depende de cuán explorador sea vuestro mini científico.
Descubre el universo en el planetario
No podéis visitar el museo sin disfrutar de una proyección en el Planetario. Sinceramente, fue una de las actividades que más nos fascinó. Es increíble la sensación inmersiva que transmite este sistema de proyección a cúpula completa. ¿Sabías que es una de las instalaciones más avanzadas de su género a escala internacional? Aquí sí que desde la abuela, hasta el nieto, se olvidaron de pestañear durante toda la película. Nosotros, siguiendo la temática de los dinosaurios, vimos Dinosaurios. Una historia de supervivencia, la nueva aventura de Celeste y Moon. Por momentos parecía que estabas en plena era Cretácica. Repetiremos seguro porque la programación cambia periódicamente para ofrecer las mejores proyecciones de divulgación astronómica y científica.
No solo de ciencia vive la familia
¿O sí? Al entrar al museo, seguramente veréis la tienda Laie. Para nosotros es una visita obligada por la gran variedad de juegos, puzzles, libros y materiales relacionados con la ciencia. No encontraréis otra igual en la ciudad.
Es posible que decidáis pasar todo el día en el museo, por eso debéis saber que hay diversas opciones para comer y descansar. Los que traigáis comida de casa tenéis varios espacios para hacer pícnic: la Plaça de la Ciència y el Jardí dels Pins. Si no os apetece ir con el bocadillo a cuestas, tenéis un Restaurante que ofrece buffet libre para todos los gustos, con opciones saludables y otras más caprichosas. Nosotros comimos aquí y, en general, la relación calidad precio es bastante buena. Si queréis algo más ligero, en la cafetería disponéis de bocadillos, platos para llevar, fruta, snacks, etc. También disponen de tronas. Si hace buen tiempo, podéis comer en la terraza soleada que hay en el exterior para después pasear por la Plaça de la Ciència, descubrir sus jardines y admirar sus vistas.
Aunque el Museo de la Ciencia CosmoCaixa se inauguró hace 20 años, es uno de los museos de ciencia pioneros en Europa. Consigue integrar en el entorno su edificio modernista y apuesta por la sostenibilidad formando parte del proyecto Edificio verde, edificio que educa. Sin duda, motivos no faltan para verlo. ¿Y sabéis una cosa? Los niños son la excusa perfecta para visitar el museo porque en esta visita, padres y abuela, hemos disfrutado tanto o más que ellos.