¿Sabías que los niños son más felices cuando juegan al aire libre? No es por casualidad, la ciencia ha demostrado que jugar afuera y, especialmente en la naturaleza, tiene muchos beneficios físicos y mentales. Y, más allá de eso, es el espacio ideal de juego, porque es un lugar donde las criaturas pueden explorar, aprender, conectar con el entorno y desarrollar múltiples juegos creativos.
Jugar al aire libre es fundamental para los niños, pero sé que a veces no es tan fácil como parece. Quizás porque no están habituados, quizás porque no saben qué hacer o no saben a qué lugares salir a jugar.
Precisamente para dar respuesta a todas estas cuestiones es por lo que he escrito el libro ¡Sal a jugar! Guía de actividades y juegos al aire libre (publicado por la editorial Larousse y con fotografías de Noelia Duran).
Mi intención es ofrecerte distintas ideas y recursos que respondan a estas inquietudes y que faciliten las salidas al aire libre, de forma que los niños puedan conectar con un juego rico y creativo. Porque sí, aunque estemos viviendo en la era de las pantallas, es posible reconectar con el juego, es posible volver a jugar al aire libre y es posible devolver a las criaturas una infancia más conectada, curiosa y aventurera.
¿Quieres descubrir cómo? Lo primero de todo es estar convencidos de lo importante y vital que es salir a menudo a jugar a fuera (¡y si es en entornos naturales o parques con vegetación, mejor aún!).
Con esta convicción será más fácil reservar y planificar un tiempo diario de juego al aire libre.
Beneficios físicos y emocionales del juego al aire libre
La evidencia científica no deja lugar a dudas, jugar a fuera mejora la salud de los niños y de las niñas en múltiples aspectos. No quiero aburrirte con una explicación exhaustiva, pero si comentarte, brevemente algunos de los beneficios más relevantes.
A nivel físico, cuando los niños juegan al aire libre se mueven mucho más, casi sin ser conscientes de ello, ya sea jugando al escondite o al pillapilla, transportando elementos de juego de aquí para allá, excavando en la arena, etc. Todo ese movimiento no solo los lleva a ser menos sedentarios, sino que también favorece la motricidad gruesa y la coordinación. Además, cuando las criaturas juegan a fuera reciben la luz del sol, lo cual mejora sus niveles de vitamina D. Y si juegan en entornos biodiversos, mejorará su sistema inmunitario.
A nivel emocional, jugar en espacios con vegetación mejora el cortisol, es decir, se reducen los niveles de estrés. Y cuando juegan con tierra las criaturas segregan serotonina, mejorando así la concentración y su sensación de bienestar.
Existen muchos otros beneficios, pero mi intención, como te comentaba, no es entrar en profundidad en ellos, sino destacar la importancia de jugar al aire libre, para que comprendamos la necesidad de salir regularmente a fuera. Y no solo por salud, sino también porque es el espacio de juego ideal.
Al aire libre el juego es más creativo, porque todo es posible. No hay juguetes que nos indiquen a qué o cómo jugar, sino que los niños jugarán con aquello que les motive en ese momento, se inspirarán en lo vivido durante la jornada… Y podrán inventarse mil juegos y creaciones.
5 ideas sencillas de juego al aire libre
Ahora que ya estamos convencidos de los beneficios del juego al aire libre y estamos preparados… ¿Qué hacemos? Los niños son muy creativos y si les damos tiempo y libertad de juego suelen inventar juegos increíbles.
Sin embargo, a veces pueden estar tan enfrascados en su rutina diaria o tan conectados a las pantallas que puede costar un poco el momento de salir afuera. También puede suceder que hayáis planificado un súper viaje o una aventura en la naturaleza y al llegar ahí… vuestros hijos os dicen que se quieren ir, que ahí no saben qué hacer o que se aburren.
Es por eso que en ¡Sal a jugar! os comparto numerosas ideas y recursos sencillos para disfrutar al aire libre. Mi objetivo es ofrecerte razones y excusas para salir afuera. No importa si, después de proponer una idea o juego, los niños se ponen a jugar libremente a cualquier otra cosa, eso es genial y el objetivo está cumplido, ¡hemos salido a jugar al aire libre!
Aquí tienes algunas ideas sencillas para empezar:
1. Pintar piedras con rotuladores cubrientes
Este es un recurso tan simple que sorprende su éxito, pero realmente a los niños les encanta. Con unos rotuladores para pintar materiales pueden crear deliciosos dibujos sobre las piedras. También podrán pintar conchas u hojas con ellos, ¡creatividad al poder!
Fotografía de Noelia Duran
2. Construir casitas de hadas
Cuando estemos en entornos naturales podemos aprovechar lo que ofrece la naturaleza y hacer un montón de creaciones, como casitas de hadas y duendes. Podemos juntar palos y apoyarlos entre sí, a modo de tipi indio, o bien recostarlos contra un árbol. Después los niños pueden decorar las casitas con hojas, flores… creando un refugio precioso para esos pequeños seres del bosque.
3. Hacer una cabaña canadiense
Esta es una de las cabañas más fáciles de hacer y es ideal cuando vamos a la naturaleza o a parques naturales. Solo necesitamos dos árboles para anudar entre ellos una cuerda larga y pasar por encima una sábana. Para que no se mueva la tela podemos fijarla con grandes piedras y ya tendremos nuestro escondite de aventuras creado.
Fotografía de Noelia Duran
4. Puente de mono
El puente de mono es una actividad de movimiento que da un extra de emoción en las aventuras al aire libre. Basta con anudar dos cuerdas bien tirantes entre dos árboles, como ves en la imagen, para que los peques puedan recorrer la aventura, hacer equilibrios y disfrutar.
5. Tarros de naturaleza
Con un simple tarro vacío (de cristal o transparente) los peques podrán recrear el paisaje de cualquier lugar en el que estén. Basta con fijarse en el entorno e intentar reproducirlo en el bote. Poner una base de tierra o arena, añadir elementos del paisaje como piñas o conchas, hojas, etc.
Fotografía de Noelia Duran
Estas ideas son solo una pequeña selección de lo que podrás encontrar en ¡Sal a jugar! En el libro descubrirás muchos otros recursos y propuestas para todos los entornos, ya sea en la calle, la naturaleza o el parque que tengas más cerca de casa, con la idea de facilitaros las salidas al aire libre y que los niños puedan jugar y disfrutar plenamente. Y, por supuesto, podrás descubrir más sobre los beneficios de jugar al aire libre, lugares de juego, etc.
¡Es hora de dejar las pantallas y lanzarse a jugar y vivir aventuras! ¿Nos vemos ahí fuera?
¡SAL A JUGAR!
Autora: Clara Pons-Mesman
Fotografía: Noelia Duran
Edad: Actividades para niños de 2 a 12 años y ¡más allá!
Editorial: Larousse