Cuando el Museu d’Història de Catalunya nos hizo saber que había creado una guía infantil “Puja al tren de la història” con actividades y retos para los niños y las niñas que hacía la visita a la exposición permanente mucho más entretenida para las familias, rápidamente les dijimos: ¡tenemos que venir a probarla!. Así que contactamos con Rebecca de “Madres con causa” para que se pusiera la gabardina amarilla junto a su familia y nos contara qué tal la experiencia.
La experiencia de Rebecca y su familia en el Museu d’Història de Catalunya
¡Así de contentas salieron nuestras hijas del Museu d’Història de Catalunya!
Este museo está situado en el puerto de Barcelona, en los antiguos Magatzems Generals de Comerç (MGC), la única construcción superviviente del viejo puerto industrial de Barcelona. Es un edificio muy grande y muy bonito, conserva su estilo antiguo por fuera pero por dentro está totalmente reformado, manteniendo algunos detalles de su historia que lo impregnan de carácter.
Al entrar, nuestras hijas recibieron unos folletos desplegables con un mapa ilustrado de las diferentes épocas que trata el museo, y retos y preguntas para contestar en todas las secciones del mismo. Había uno para niños y niñas de 6 a 8 años, y otro diferente para niños y niñas de 9 a 12 años.
En el centro del espacio había una escalera mecánica larguísima que nos recordaba al metro de Londres, y subimos para empezar la visita.
Empezamos por la Prehistoria, donde vimos viviendas, herramientas, joyas e imágenes de la prehistoria en Cataluña. Las nenas estaban entusiasmadas buscando flechas, destrales y brazaletes. Nos encantó la cocina prehistórica y jugamos a buscar cosas que aún utilizamos en la cocina de nuestra casa.
En cada área del museo, había partes interactivas, luces para encender, puertitas para abrir, botones para apretar, y luego las preguntas del folleto que invitaba a las niñas a contemplar más en profundidad lo que veían o fijarse más para encontrar elementos o contestar a las preguntas. Algunas preguntas te invitaban a buscar cosas, otras a reflexionar, y otras a usar la imaginación…
Una preciosa casa romana, de Quintius Licinius, con las paredes pintadas y una pequeña piscina en el centro nos recordó a nuestro viaje a Marruecos donde dormimos en un riad con una estructura de patio central muy parecida.
Pasamos por un huerto donde aprendimos sobre las primeras técnicas de riego.
Para nuestra hija pequeña la sala estrella fue la de los caballeros, donde había varios caballos preciosos de madera a tamaño real con caballeros encima, y uno en el que ella también podía montar e imaginarse lo que era ser caballero en aquella época… A los cuatro nos hizo mucha gracia una red que contenía la armadura y escudo de un caballero, y que tenías que intentar levantar… ¡no os diremos si lo conseguimos o no, tendréis que ir a probarlo vosotros mismos!
Hay muchos rincones y salas pequeñas hechas de materiales diferentes donde puedes entrar e imaginarte cómo sería la vida en esa época, en esas casas, vidas que quizás idealizamos algunas de nosotras ahora por su sencillez y ritmo lento, pero que también solían ir acompañados de costumbres y dificultades que en nuestra época hemos dejado atrás.
En la edad mediana también pudimos ver una cocina típica, con sus platos y boles preciosos de cerámica, sus utensilios y sus muebles, así como un pequeño taller de zapatos.
La industria textil tiene mucho protagonismo en la época moderna, en reconocimiento de su importancia en la historia de Cataluña. Hay un despacho precioso del jefe de la fábrica, y varias máquinas, además de material audiovisual para ver imágenes reales de la época en blanco y negro.
La política, la religión y también las importaciones y exportaciones de Cataluña en las diferentes épocas también son protagonistas, con explicaciones más detalladas para un público más adulto.
Una rayuela nos llevó saltando a la época moderna de la Barcelona del siglo 20, con su quiosco de periódicos, y sus edificios y muebles modernistas. ¿Qué creéis que se ve por la mirilla de esta preciosa puerta de madera con su diseño modernista?
La pequeña de la casa nos llevó en tranvía de paseo por diferentes calles de Barcelona a través un montaje chulísimo donde haces de conductor y delante tuyo una pantalla grande te hace sentir que realmente viajas en tranvía porque las personas en el video se apartan, te miran, te saludan, te persiguen… ¡qué divertido!
Nuestra cocina favorita era la de los años 50, con sus muebles rústicos que tanto nos gustan, muchos de los cuales tenemos en casa: la mesa con cajones, el mueble para la vajilla, la pica de mármol, la escoba de palma, el suelo de baldosas…
Después de pasar por un refugio para estar a salvo de las bombas de la guerra civil, otra cocina, esta vez de los años 70, señala cuánto cambió en poco tiempo… de repente todo es de plástico brillante, ¡hasta el suelo brilla!
En los años setenta también pudimos visitar una austera y seria aula de escuela, donde tocaba sentarse, callarse y escuchar a la profesora, y después del cole fuimos a un bar a tomar una paella y unas tapas. Menos el teléfono, uno precioso de pared, lo demás diría que aún se puede ver en Barcelona, en muchos bares de toda la vida ;-).
Ya rozábamos las dos horas y media de visita y ¡aun no habíamos acabado pero el museo estaba a punto de cerrar! Viajamos rapidito en el tiempo por los 80 y los 90, con su coche 600, su moto Impala, su publicidad en color, y algunos inventos que han cambiado nuestras vidas.
Y la última sala nos enseñaba fotos y testimonios de las personas que forman parte de la sociedad catalana de hoy en día, con toda su diversidad, donde volveré seguro con más tiempo para leer y apreciar las historias de las personas de la Cataluña donde vivimos.
La escalera mecánica en que iniciamos nuestro viaje al pasado nos devolvió al presente, y nos fuimos rumbo a casa, hablando de lo bien que nos lo habíamos pasado, las cosas que más nos habían gustado, y ¡planificando ya nuestra próxima visita!
La verdad es que nos pareció un planteamiento muy interesante, porque el museo pretende enseñar la historia de la humanidad en Cataluña, o sea que en cada época te explicaba qué había pasado en esa época aquí, acercando de esa manera la historia a lugares que conoces, y haciéndolo más cercano. Y ver cómo ha evolucionado la cocina, ese espacio tan importante en casa, en cada una de las épocas nos pareció muy revelador.
Honestamente, no conocía este museo, ¡pero a partir de ahora pienso recomendarlo!
¿Qué os ha gustado más de la visita al Museo de Historia de Cataluña?
– (Adele, 6 años) Todo, y sobre todo, los retos y subir al caballo.
– (Mia, 10 años) Todo, y sobre todo la parte de la prehistoria, los botones y los
retos. ¡Me habría quedado más tiempo!
Datos prácticos
- Dirección: Plaça de Pau Vila, 3 08039 Barcelona
- Precio entrada: adultos 6€, niños y niñas hasta los 16 años gratuito
- Web: actividad guía familiar
- Servicios: Hay una consigna, cerca de la entrada, donde había muchos armarios, de diferentes tamaños donde dejar nuestras cosas (funcionan con una moneda de 1 euro y te llevas la llave contigo).
- El acceso a las plantas es con ascensor, o escalera mecánica y rampa.
- Tanto en el lavabo de mujeres como en el de hombres, había una habitación para cambiar pañales con cambiador, una silla, y espacio suficiente para entrar con carrito.Hay una terraza y un restaurante (que no tuvimos tiempo de visitar).
