Pocos museos hay en Barcelona tan vivos como el Jardí Botànic, un museo en constante transformación que ofrece al visitante múltiples obras de arte en forma de plantas y flores que cambian según la estación del año en la que vayas. Una experiencia diferente en cada visita, para toda la familia.
La sociedad y el ritmo frenético en el que vivimos nos tienen sumidos en una rutina llena de ruidos y mensajes de móvil, asfalto y gris. Al menos, muchos de los que habitamos ciudades como Barcelona, así lo sentimos. Y no sé vosotras pero yo necesito muchas veces poner el “pause” y sentir que puedo respirar otra vez, mirar hacia arriba, ver el cielo abierto y relajarme, y si es rodeada de naturaleza, mejor. Así que cuando me ofrecieron esta misión dije “sí” al instante. Sí a poder compartir con mi familia una mañana de desconexión urbanita y conexión botánica. Sí a conocer en primera persona el Jardí Botànic de Barcelona.
El mediterráneo hecho jardín
En abril de 1999 abría las puertas este jardín ubicado en Montjuïc, entre el Castillo y el Estadio Olímpico. Un espacio que se fusionaba con la naturaleza de la montaña y que buscaba reunir las plantas que crecen en Australia, Sudáfrica, Chile, California y la cuenca del Mediterráneo. Y muchos os preguntaréis ¿qué tienen en común estas regiones de cada extremo del planeta? Pues que son 5 regiones del mundo que comparten el clima del Mediterráneo. Es decir, veranos calurosos y secos, e inviernos templados, con gran concentración de lluvias en primavera y otoño. Estas características ambientales hacen que en estos hábitats crezca una determinada vegetación que está considerada como una de las más ricas en diversidad de especies. Aunque actualmente está amenazada por culpa de la acción humana.
El recorrido empieza bordeando Australia y Sudáfrica y sigue por sus 14 hectáreas de caminos completamente accesibles. Así que podéis ir con el carrito por todo el Jardí y observar sus 20.000 plantas de 2.000 especies de flora mediterránea. Una de las dudas que tenía antes de ir era saber cuánto tiempo me iba a llevar la visita. Cuando vas con un niño tienes que calcular muy bien los tiempos, por horarios de comida sobre todo. Y ahora que la he hecho os diré que depende de vosotras. Si seguís el mapa, que podéis adquirir en la entrada, veréis que hay múltiples caminos a recorrer, y si os lo tomáis con calma podéis estar fácilmente dos o tres horas paseando. Pero el mapa también os indica un recorrido exprés de 45 minutos con el que podéis recorrer todo el espacio viendo las especies más emblemáticas. Todo está perfectamente señalizado así que no hay pérdida.
Descubrir la naturaleza desde la infancia
La verdad es que no sabía si el plan iba a entusiasmar al más pequeño de la casa. Con 4 años la capacidad de atención es más limitada y cuando lleva mucho rato caminando, se cansa y se bloquea. Pero nosotros estuvimos unas tres horitas y superó mis expectativas. Iba entusiasmado con cada flor de color que veía. Descubrió un árbol (ficus rubiginosa) cuyas ramas llegaban al suelo convirtiéndose en nuevos troncos, que le fascinó. Vio caracolillos durmiendo dentro de flores. Observó el hotel de abejas y a sus okupas las hormigas. Admiró las increíbles vistas de la ciudad. Se maravilló con las libélulas que sobrevolaban el estanque. Y escuchó a una rana croar escondida entre los nenúfares.
Además también le fascinó la muestra de bonsáis. Aunque sólo tienen expuestos 36, la colección asciende a 342 ejemplares que se han conseguido gracias a donaciones o adquisiciones. Pero el principal objetivo del Jardí Botànic de Barcelona es convertir esta colección en referencia internacional de especies mediterráneas.
A mi hijo le encantó ver esos arbolitos tan pequeñitos y todas las dudas que le surgieron se las aclaró un empleado muy amable del Jardí que custodia la muestra.
Con todo esto, no es de extrañar que las experiencias en la naturaleza ayuden al desarrollo temprano del cerebro y estimulen la comunicación neuronal. Gracias a las múltiples oportunidades de observación que ofrece la naturaleza, con una visita al Jardín Botánico fomentamos su capacidad de concentración y de aprender del mundo que le rodea.
Propuestas educativas del Jardí Botànic de Barcelona
Más allá de lo que nos ofrece este increíble paisaje, el Jardín Botánico propone varias propuestas gratuitas para que los más pequeños conozcan el jardín jugando con los elementos que tienen a su alcance. La primera actividad que realizamos fue seguir un juego de pistas que propone el Jardí Botànic para niños y niñas a partir de 5 años: “Em roda el cap!”. Una actividad gratuita que no necesita reserva. La propuesta consiste en seguir un recorrido determinado buscando las pistas que ha dejado un mirlo y averiguar qué planta ha hecho que este pájaro esté mareado. En el punto de información encontraréis el folleto con el mapa y todas las instrucciones. Un juego autónomo y divertido para el que necesitaréis un móvil con conexión a internet.
Otra actividad gratuita, incluida en el precio de la entrada y que complementará vuestra visita es la “Mochila para naturalistas”. Cuando lleguéis tenéis que ir a las taquillas y pedir que os presten una, a cambio os solicitarán que rellenéis un formulario para tener controlado a quién han prestado cada mochila. Dentro de la bolsa encontraréis un montón de materiales sorprendentes y propuestas que el Jardí Botànic os anima a que descubráis a vuestro ritmo, sin prisas y dejando para otro día las que deseéis. Va dirigido al público general y familiar con niños y niñas a partir de 5 años.
Además os propongo que visitéis la web de la Jugatecambiental, porque todos los primeros domingos de mes, realiza talleres gratuitos de 11:30 a 13:30h en el Jardí Botànic. Nosotros como fuimos para el día de la madre, que es el primer domingo de mes, pudimos realizar un taller en el que hicimos un reloj de sol.
Datos prácticos que mejorarán tu experiencia
Visitar el Jardí Botànic de Barcelona supone toda una excursión. En su página web encontraréis toda la información de cómo llegar, pero debéis saber que si vais en coche, tenéis un párking gratuito justo al lado y no tendréis problemas de aparcamiento.
Todos los servicios del parque los encontraréis localizados en la entrada. Aquí encontraréis unas taquillas muy prácticas para dejar lo que queráis y hacer el recorrido libre de cargas. También están aquí los lavabos completamente accesibles y con cambiador para bebés. Os aconsejo que vayáis al lavabo antes de iniciar el recorrido, porque los otros lavabos quedan en el otro extremo, y con los pequeños ya se sabe que a veces hay que correr.
El Jardí Botànic no dispone de cafetería pero tiene unas máquinas de vending con algunas bebidas y snacks. También hay unas mesas con sillas para poder poder dar de comer a los pequeños, si sois de las de llevaros el termo a cuestas como yo. Si queréis llevaros algún recuerdo, encontraréis un escaparate con diversos artículos, que deberéis pedir y pagar en las taquillas.
Los menores de 16 años no pagan entrada. Y el primer domingo de mes, el acceso es gratuito. Así que no tenéis excusa para no visitar este maravilloso jardín cuyo objetivo principal es la conservación y documentación del patrimonio natural de Cataluña, al mismo tiempo que promover el conocimiento y respeto por la naturaleza.
Y si partimos de la base de que en la infancia somos esponjas, visitar el Jardí Botànic de Barcelona se convierte en una ocasión ideal para que nuestros cachorros desarrollen habilidades básicas como la empatía por su entorno y los seres vivos que habitan en él. Esta conexión le ayudará a respetar la naturaleza y sobre todo, en un futuro, a protegerla y preservarla.