Barcelona es una ciudad con una gran oferta cultural para todos los públicos. Y en cuanto a música se refiere, L’Auditori es, sin duda, el epicentro musical de la ciudad y toda una institución en el país. Por eso es uno de los planes familiares imprescindibles de la ciudad condal. Sí aún no has tenido el privilegio de visitarlo, sigue leyendo y te daremos unos cuantos motivos para que cojas a tus peques y te lances a descubrirlo.
La música amansa a las fieras… y las educa.
En casa siempre hemos tenido claro que la música favorece el desarrollo cognitivo, creativo, intelectual y psicológico de los niños y niñas. Es un idioma universal que permite que personas que hablan en diferentes idiomas se comuniquen a través de la música. Desde que nació nuestro hijo, hemos querido potenciar al máximo su interés por la música. Por eso, hemos considerado imprescindible asistir con él desde pequeñito a conciertos especialmente diseñados para la primera infancia. Por suerte, compartimos ciudad con L’Auditori, cuyo Proyecto Educativo ha sido pionero en España y es de absoluta referencia en el ámbito europeo.
Pocos lugares hay en el mundo que puedan presumir de dedicar más de 40.000 metros cuadrados a la música. L’Auditori no solo ofrece diversas salas de conciertos, sino que acoge la Escuela Superior de Música de Cataluña y el Museu de la Música. Además es la sede de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña y de la Banda Municipal de Barcelona. Con toda esta carta de presentación, nadie puede dudar de la calidad extraordinaria de sus espectáculos.
La magia sucede cuando todo ese conocimiento musical se pone al servicio de la infancia. Un equipo de pedagogos, compositores, músicos, coreógrafos y directores de escena crean cada concierto a medida de los niños y niñas, con un único objetivo: que su primera experiencia musical sea única y especial. Por ello, cada temporada ofrecen una programación de hasta 26 conciertos diferentes para familias con niñas y niños de todas las edades.
Los monstruos también cantan
Cuando entramos a la sala Oriol Martorell pequeños y adultos nos quedamos hipnotizados por la belleza y delicadeza del decorado de la obra. Fue maravilloso ver un montón de instrumentos colocados uno al lado del otro: un piano, batería, saxofón, contrabajo, clarinete, guitarra, bajo… ¡Un montón! Más los que fueron apareciendo después durante el espectáculo. Fue divertido reconocerlos con el peque, uno a uno, mientras esperábamos a que empezara la función.
Entonces se apagaron las luces y empezó la magia. Durante 50 minutos se fueron sucediendo canciones basadas en hadas, duendes, monstruos y personajes mitológicos de todo el mundo. Cada canción estaba cantada en un idioma diferente, ya que a partir de estos personajes de leyenda, la obra propone un viaje por los cinco continentes.
Sólo hay que asistir a uno de sus espectáculos para darte cuenta de la calidad exquisita de sus músicos. Incluso, como adulto, a veces se te olvida que estás en una función infantil, porque lo disfrutas tanto o más que tus hijos. Esto es lo que nos pasó a mi marido y a mí con “Monstres”, una obra recomendada para mayores de 2 años. Los músicos tocaban tan bien, las cantantes cantaban tan fabulosamente y las melodías elegidas eran tan bonitas, que al acabar el espectáculo los dos dijimos lo mismo: si fuera una obra para adultos, lo hubiéramos gozado por igual.
Cultura inclusiva en L’Auditori
Esta es la primera vez que veo un espectáculo con una intérprete de lengua de signos en el escenario. Y saber que es la primera vez me alegra y entristece por igual. Me alegra por motivos obvios, pero me entristece porque hasta este día no había caído en lo importante que es acercar estos espectáculos a todo el mundo. Colocar una intérprete en el escenario da visibilidad a una necesidad que debería ser obligatoria en todos los ámbitos culturales: la inclusión. Por cierto, bravo por la chica que con sus manos y su cuerpo fue capaz de transmitir, en silencio, la intensidad de cada nota de forma magistral. Me conmovió soberanamente.
L’Auditori tiene la responsabilidad de acercar la música a todo el mundo, incluso a quienes tienen un acceso más difícil a esta experiencia cultural, ya sean personas con discapacidad, personas con diversidad funcional o en riesgo de exclusión social. Por eso crearon el programa “Apropa Cultura” donde estas personas consiguen precios de las entradas más económicos y actividades hechas a medida. No sólo eso, sino que destina el 2% del aforo de la temporada a entidades sociales que trabajan con colectivos en situación de vulnerabilidad
Programación y espacios para toda la familia
L’Auditori trabaja por potenciar que gran parte de su público sea infantil y familiar. Y son los pequeños detalles los que lo convierten en un espacio Mammaproof de Cultura Family Welcome.
Nada más llegar, amablemente, te indican donde dejar los carritos, perfectamente ordenados en fila. Los lavabos disponen de cambiadores tanto en el de mujeres… ¡como en el de hombres! Aunque lo que más agradecí fue el servicio gratuito de guardarropía. Eso lo consideré todo un lujo, sobre todo en invierno que vas cargado con chaquetas y demás. Y como no, dentro de la sala había muchos alzadores para que los peques pudieran ver el espectáculo sin problema.
Más allá de los detalles del espacio, L’Auditori ofrece una amplia variedad de abonos familiares donde puedes conseguir descuentos de hasta el 40%. Debes tener en cuenta que los niños y niñas mayores de 1 año pagan entrada. En su web encontraréis toda la información.
La oferta cultural de L’Auditori no se centra exclusivamente en los espectáculos, sino que ofrecen a los más pequeños la posibilidad de preparar el concierto con talleres familiares. Estos talleres se ofrecen unas semanas antes del concierto y crean diversas propuestas para continuar disfrutando de la música en casa, antes y después del espectáculo. Una gran oportunidad para exprimir al máximo la propuesta musical de L’Auditori.
L’Auditori, plan perfecto de fin de semana
L’Auditori se encuentra ubicado en el distrito 22@ y está muy bien comunicado con Bus, Metro y Tram. Además se encuentra muy cerca del parque de Les Glorias, un espacio de más de 20.000 metros cuadrados de zonas verdes donde podéis hacer un picnic si queréis. Ahí encontraréis unos toboganes que vuelven locos a los pequeños de la casa. Sin duda, un gran plan de sábado.
L’Auditori tiene también un bar restaurante, el Bar Llanterna, que ofrece bollería, bocadillos y bebidas. Ideal para recuperar fuerzas después del espectáculo. Si os sentáis en su terraza podréis admirar el edificio diseñado por Rafael Moneo con un atrio central en el que encontraremos una monumental cúpula de cristal con forma de impluvio. Como es todo peatonal, los niños pueden jugar por este espacio sin problemas.
Además si queréis completar el pack cultural, con la entrada a L’Auditori podéis acceder también al Museu de la Música. Un museo que cuenta con más de 2.500 instrumentos musicales y que ofrece un recorrido histórico por periodos desde la Edad Media hasta las músicas tecnológicas contemporáneas. No os podéis perder la colección de guitarras clásicas, una de las más importantes del mundo.
Si aún necesitáis más motivos para visitar L’Auditori, debéis saber que la música estimula la memoria, la creatividad, la competencia lingüística, la capacidad de concentración y la imaginación. Y si es en familia, ¡seguro que estos efectos se multiplican por mil!
