Hay una forma muy saludable e inmensamente beneficiosa de conectar con nuestro bebé: en el agua. No solo porque ayuda al desarrollo psicomotor y cognitivo del recién nacido sino porque también ayuda a papás y mamás a hacer ejercicio físico en un momento que tenemos poco tiempo personal y además fortalece el vínculo afectivo con el bebé. Y no todas las piscinas están preparadas para las clases de natación para recién nacidos porque muchas usan cloro químico o no tienen instalaciones con cambiadores o duchas adaptadas. En Penguins están especializados para recibir a los bebés en el agua, con centros en Barcelona y Sant Cugat.
Las instalaciones preparadas para recibir recién nacidos
No hay peor sensación para un bebé que salir del agua calentita y pasar frío mientras lo visten y desvisten. En las piscinas de Penguins esto no pasa. Una de las cosas que más nos gustaron de sus instalaciones es que los cambiadores están dentro del espacio de la piscina, a la misma temperatura que el ambiente durante el baño, para evitar resfriados. Cada familia dispone de un cambiador y una cesta donde dejar el pañal y la ropa: las duchas también están en la misma piscina de manera que podemos vestir al bebé recién salido del agua sin cambiarlo de ambiente y de sala. Así mismo, hay duchas con bañera para bebés muy pequeños y duchas con tronas para dejar a los más mayores mientras los vamos enjabonando. Es muy importante tener las manos libres durante la ducha y sobre todo evitar que nos resbalen con la piel mojada! El agua de la piscina no está tratada con cloro, sino son sal, de forma que es totalmente apta para las pieles sensibles de los bebés recién nacidos.
Otro punto importantísimo es que el agua esté suficientemente caliente para el bebé, para que sea agradable el momento de entrar, y que no en todas las piscinas se consigue. En las piscinas de Penguins el agua está entre 31º y 34º y la temperatura ambiente 2 grados por encima. El vaso no es profundo y no cubre totalmente a los adultos en ningún punto. “Una vez tenemos a nuestro bebé vestido después de la clase, los papás y mamás se pueden duchar y cambiar en los vestuarios. También super bien pensados para los peques: hay tronas y hamacas para dejar a los bebés que se relajen mientras nosotros nos cambiamos.
La metodología: el desarrollo del instinto de supervivencia
Las clases en Penguins tienen como objetivo el desarrollo psicomotor de los peques en el agua y su instinto de supervivencia. Y esto se puede trabajar desde los primeros meses de vida. Hay una frase que repitió mucho nuestro profesor, Brad: ‘lo más importante es la posición de seguridad’ (que es mirando hacia arriba con la cabeza del peque apoyada en nuestro hombro). Ya de bebés, lo que se trabaja en estas clases es el agarre (en el muro, a las manos de los papás y mamás) y la capacidad de los peques de localizar a su progenitor como referencia de seguridad incluso durante las inmersiones (que no son obligatorias).
En las clases también hay música, porque es un elemento fundamental en esta etapa. Las clases duran 40 minutos y los grupos están divididos según su edad: de 1 a 12 meses, de 12 a 24 meses y de 2 a 3 años. Los profesores están siempre dentro del agua durante la clase, corrigiendo movimientos, dando consejos y también es partícipe de la relación padres-hijos.
Los beneficios del agua en los recién nacidos
Elna tiene un año y desde los 3 meses semanalmente acudimos a clases de natación. Para nosotros era importante que ella perdiera el miedo al agua. Las clases de natación ayudan a fortalecer la relación entre padre/madre e hijos: que el peque confíe en sus progenitores en una situación nueva, que los padres aprendamos a transmitir seguridad a nuestros hijos, que se trabaje la autonomía en un medio que no es habitual y que se refuerza la relación en un momento de ocio. El agua es para los bebés un estímulo en todos los sentidos: sensorial, motriz, auditivo y también social, un lugar donde pasar tiempo con otros peques.
Hay muchos estudios que verifican que la estimulación de bebés en el medio acuático es beneficioso para ellos porque fortalece su sistema cardiorrespiratorio, ayuda a desarrollar sus sistema osteomuscular y digestivo, favorece la relajación y ayuda a mejorar el sueño.
Las clases de natación se pueden empezar desde el nacimiento, aunque en Penguins recomiendan que sea más o menos alrededor del primer mes, cuando todo el engranaje en casa alrededor del recién nacido funciona, las rutinas empiezan a consolidarse y los padres se sientan preparados y con confianza para un nuevo reto en familia. Sin duda, por sus instalaciones y metodología, es el mejor lugar en Barcelona para hacer clases de natación con peques!