Viajar con niñosLanzarote con niños

Aunque la primavera ya está aquí el buen tiempo parece que se resiste a llegar. Las familias estamos deseosas de salir a la calle, a los parques, al monte y a la playa en mangas de camisa y sentir en nuestra piel los primeros cálidos rayos del sol, pero la lluvia y el viento nos obligan a salir con chubasquero, bufanda y paraguas. Es en épocas como ésta cuando se me pasa por la cabeza que si el buen tiempo no llega a mi ciudad, ¿por qué no ir nosotros en su busca? Y un lugar cercano y familiar en el que casi siempre hace calorcito y sale el sol es en nuestras queridas Islas Canarias.

De momento sólo conocemos 2 de las islas, así que vamos a tener muchas excusas para volver, bueno por lo menos 5. La isla que más me gusta y a la que hemos viajado en dos ocasiones es Lanzarote, para mí es la que tiene un mayor atractivo por su paisaje volcánico y con el artista César Manrique moldeando las formaciones naturales para crear ambientes si caben más fascinantes todavía. La isla tiene una buena oferta de ocio familiar, lugares extraordinarios que visitar, buenas playas, una gastronomía y un vino emergentes de gran calidad y todavía se puede disfrutar de una buena dosis de paz y tranquilidad. ¿Os animáis?

En nuestra primera escapada aún no había nacido nuestra hija. Organizamos una excursión familiar con 14 adultos y 6 niños y aunque la logística para movernos todos era un poco desorganizada, lo pasamos en grande. A nuestros sobrinos les encantó la Cueva de los Verdes, especialmente al mayor, de 8 años.

Se trata de una cueva subterránea formada por un volcán, llena de galerías que os va mostrando un guía, ya que las visitas son en grupo. Es un escenario ideal para una historia de piratas, seguro que vuestros chavales disfrutan más el recorrido si antes les habéis contado algún cuento de escondites piratas y vais linterna en mano a la búsqueda de algún indicio del tesoro de Barba-Roja entre los túneles. Os aviso de que no se puede acceder con carritos, hay muchas escaleras, mejor usar un portabebés.

Visitamos además los Jameos del Agua, otro lugar con mucho encanto también de formación volcánica. En primer lugar se encuentra el Jameo Chico, una gruta abierta con un lago natural de agua cristalina, aquí los peques se vuelven locos buscando los jameitos, que son unos cangrejos blancos muy pequeñitos, propios de este sitio. Y después se encuentra el Jameo Grande, una preciosa obra de arte de César Manrique que simula un oasis con un lago artificial pintado de blanco y azul y un jardín de palmeras y cactus. A los niños también les gusta, pero lo que no les hace tanta gracia es que no se puedan bañar es esta bonita piscina. ¡De verdad que dan ganas de darse un chapuzón!

En nuestro segundo viaje, ya con nuestra hija de unos meses, nos acercamos al Parque Nacional del Timanfaya, llamado también las Montañas de Fuego, y visitamos su museo.

El parque se puede recorrer en autocar o a camello, yo prefería la segunda opción pero Indira era muy bebé todavía para subirla a lomos de estos animales, con todo lo que se menean, y como el autocar no nos convencía decidimos dirigirnos a la playa a pasar allí el resto del día.

Un restaurante que descubrimos por casualidad en la primera visita y al que volvimos es Las Tres Lunas, en Punta Mujeres, de camino a Los Jameos. Es un establecimiento modesto en frente del mar donde se come un fantástico pescado y productos canarios. El trato fue muy bueno y los peques se lo pasaron bomba viendo los enormes peces de su acuario, creo que eran los que iban directos a la cazuela, por eso el pescado era tan fresco, pero ellos no lo sabían y mejor así.

Aunque ya hemos hecho dos escapadas a esta isla, todavía nos quedan cosas por ver, así que si el tiempo no mejora en la península, es posible que volvamos en una visita exprés de fin de semana en busca de sol y calorcito.