Saint Honoré es un restaurante familiar famoso en Poblenou por sus patatas bravas y por su gran terraza en la misma Plaza Julio González.
Es punto de encuentro de familias del barrio, que pueden degustar sus tapas al lado de los peques mientras éstos disfrutan de las zonas de arena/césped, pinos y del parque infantil.
Sin duda, su plato estrella es la ración de patatas bravas. Están buenas, aunque para mi gusto le faltan un poco de picante (pero yo no soy muy de fiar en esto: soy una fan acérrima del picante!!).
Para Teo, el mejor plato del Saint Honoré son sus sonjos. La relación calidad precio de su sencilla carta es buena, pero lo mejor es el servicio: son amables y rápidos, dos cualidades muy apreciadas cuando se come fuera con niños.
Allí, en “las bravas de Bilbao”, que es como nos referimos a este pequeño oasis de nuestra tribu, podemos ser vistos haciendo un vermut, comiendo algo rápido después de la playa o haciendo una de esas distendidas sesiones de tapas entre amigos que se alargan hasta que ya no quedan fuerzas para seguir charlando.
Es un lugar recomendado no sólo para comer algo y hacer unas tapas, sino también para hacer tribu. Aquí tenéis una de esas recomendaciones que valen oro: un local poco conocido por las guías de la ciudad y por las redes sociales, pero ampliamente apoyado por los vecinos del barrio.
¡La Plaza Julio González es de las tribus!
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Ver Política de Moderación de comentariosJordi
Para mí, que no soy tan fan del picante como tú, sus bravas son estupendas! Doy fe de ello! Es un lugar perfecto para el aperitivo tras una jornada de playa con los crios. Sin duda vale la pena!
Nuria
Me lo apunto. Me encanta ir por Poble Nou con la peque y probar bravas es nuestra debilidad.
Mavi
Además con parque infantil cerca! Planazo para las tribus, certifico en calidad de vecina.
Cristina
Impulsada por esta crónica y aprovechando el encuentro con unos amigos decidimos ir. En resumen amabilidad y rapidez cuestionable. Tuvimos que mover sillas y mesas para poder sentarnos e incluso nos sentamos en los bancos del mismo parque. Pasaban y atendían a nuevos clientes que se sentaban, y hasta ese momento la amabilidad brillaba por su ausencia. Una vez nos trajeron los platos mejoró la cosa porque fueron todos de golpe y los niños estaban hambrientos. La comida nos gustó y el precio para 4 adultos quizás fue algo caro. Los más pequeños tienen el peligro de los canales que cruzaban el parque y los más grandes se quedaban cortos con el parque para niños aunque imaginación tenían para dar y tomar. En general lo mejor la comida. Tronas habían dos y cambiador yo al menos no vi. En fin,íbamos con mucha ilusión y se vino abajo enseguida 🙁
gloria
No m ‘extranya, està sobrevalorat sens dubte. I d ‘amables res…. I recolçat pels veïns menys, la gent del barri preferim altres llocs. Qualitat molt millor la del restaurant de debò del costat,La Carmanyola, per exemple.