Yo creo en las Hadas es, además de una juguetería muy especial, tienda oficial en Barcelona de la marca francesa Moulin Roty. Pasearse por Yo creo en las Hadas es una delicia, no solo por los maravillosos personajes y las mágicas historias de los juguetes de Moulin Roty, también por la selección que Christina ha hecho de juguetes de otras marcas, todos ellos pensados por y para las niñas y niños con un objetivo básico: que jueguen como ellas y ellos quieran.
Para las que no conozcáis Moulin Roty, esta preciosa marca francesa con origen en la pedanía del mismo nombre, cerca de Nantes y casi 50 años de trayectoria, fue el flechazo de Christina, la fundadora de Yo creo en las Hadas, cuando los conoció en una feria en 2002.
Su hit y el juguete con que esta cooperativa se dio a conocer, fueron las muñecas de trapo, que aún siguen produciendo, aunque ahora sus colecciones se han ampliado, incorporando la fantasía.
Y es que el nombre de la tienda es muy acertado: entrar en esta juguetería es descubrir un mundo mágico en el que todas y todos querríamos volver a nuestra infancia.
Todos los personajes de Moulin Roty tienen nombre propio, una identidad e historias únicas. Cada año sacan una colección diferente y con ella diferentes elementos que dan continuidad a estos personajes. Todo está relacionado entre sí: la caja de música, la bola de nieve, los dudús, la linterna cuenta cuentos… todos los elementos que producen están pensandos para los más pequeños y sus tejidos son principalmente el lino y el algodón.
¿Os acordáis cuando erais pequeñas y pequeños e ibais en el coche y hacíais la clásica pregunta “cuánto falta”? Pues Moulin Roty ha creado un juego para el coche, donde la base es marcar los elementos que vas viendo a lo largo del trayecto, y así hacerlo más ameno. Brillante.
Moulin Roty habla el lenguaje de las niñas y los niños. Es difícil explicar esta sensación, no son solo las excelentes explicaciones de Christina o Dolors en la tienda, si no que descubrir la marca con los ojos de nuestras hijas e hijos es toda una una experiencia, en mayúsculas.
Además de Moulin Roty y sus artículos para toda la infancia, que van desde la puericultura, al mobiliario, pasando por el téxtil, Yo creo en las Hadas, trabaja también con otras marcas, entre las cuales están, por destacar algunas, la española Juega conmigo, la húngara Marbushka, con unos juegos de mesa hechos con cartón de calidad y figuras de madera hechas a mano, o los ingleses Le Toy Van, unos juguetes muy creativos hechos de madera y de caucho natural.
También encontraréis puzzles y juegos para niñas y niños entre 3 y 10 años, todos ellos elaborados con madera, productos de origen natural, como las tizas de soja o plásticos reciclados. Todos los juguetes que encontraréis en la tienda tienen un denominador común: la calidad de sus productos y los materiales con los que están elaborados, casi todos naturales.
Lo que no encontraréis en Yo creo en las Hadas es nada que dirija el juego y es que, como dice Christina: “el juego debe ser el que ellas y ellos quieren que sea”.
Por poner otro ejemplo, en mi visita me dejó impactada un juego que, como me advirtió antes Christina “debería estar prescrito por el Ministerio de Educación y estar en todas las escuelas”. Y es que después de verlo solo puedo darle la razón. ¡Hasta creo que las matemáticas se me hubieran dado mejor si hubiera existido semejante juego en mi época! Se trata de SumBlox, que ayuda a desarrollar habilidades matemáticas a través de los números de madera que hay en su interior, permitiendo construir y aprender a través de su altura, ya que ésta es proporcional al valor que representan. Así pues, a través del juego las niñas y niños pueden aprender a sumar, restar y multiplicar.
Ya lo veis, Yo creo en las Hadas me ha parecido un lugar increíble y con mucho encanto por todo lo que alberga su interior. Un pequeño oasis del juego para niñas y niños de cualquier edad, donde todo está pensado para su juego. Y esto lo pude ver en los ojos de mi hija Lia, de 16 meses, en nuestra visita. Así que solo puedo animaros a ir, conocerla y descubrir todo lo que aguarda.