RestaurantesTeresa pon la mesa [cerrado]

Teresa pon la mesa

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Teresa pon la mesa

En Paseo de la Habana, muy cerca de Alberto Alcocer y de la Castellana se encuentra Teresa pon la mesa, un restaurante en el que estuvimos disfrutando de una tranquila comida en familia en un sitio estupendo para ir con niños.

Teresa pon la mesa es el proyecto de unos apasionados por la cocina que buscan una alimentación de calidad y a los que les gusta experimentar en sus creaciones siempre con buenos ingredientes. La decoración es muy bonita, tiene un comedor bastante amplio y muy luminoso y está decorado con libros que son referente en gastronomía. También cuenta con un pequeño reservado para reuniones o celebraciones. Nosotros esta vez dejamos a la pequeña en casa, pero hay espacio más que suficiente para poder ir con carritos y estar cómodo.

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Como entrante, aprovechamos para probar unos totopos con un guacamole DIY. Me encantó cómo estaban presentados: en un mortero con todos los ingredientes listos para que nosotros removiésemos y lo hiciésemos a nuestro gusto. A los niños les encanta el guacamole y los nachos de modo que disfrutamos niños y mayores.

Teresa pon la mesa tiene una carta bastante variada en la que encontramos algunos platos de cocina internacional, como paté de poulet, el hummus, los totopos o la pastela y además un montón de distintos entrantes, ensaladas, tartares y sándwiches y hamburguesas con un punto distinto que marca la diferencia. Y de postre tiene varias tartas caseras, cookies, pancakes, yogures y un montón de cosas más con una pinta riquísima.

Nosotros tomamos un sándwich Morrisey de roast beef, cebolla, berros y salsa horseradish y un steak tartar con sus panecitos, todo muy rico y para terminar una tarta de queso artesana para chuparse los dedos.

Para los niños probamos el menú #FoodieKids que consiste en una crema de verduras, unos bastones de zanahorias con hummus y una quiche de temporada o un bagel con queso y salmón ahumado (que nos pusieron con unas patatas fritas muy ricas) y de postre manzana cortada en gajitos (tengo que confesar que desde que la probamos así en Teresa pon la mesa, en casa les encanta que se la ponga de esa forma).

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Además, tienen la cocina abierta ininterrumpidamente, yo ya estoy deseando volver un día a probar su brunch con huevos benedicttine, zumos naturales, croissant a la plancha y un montón de cosas ricas.

Tiene una estupenda terraza con un montón de mesas y unos sofás que invitan a quedarte un buen rato de sobremesa.

El trato fue muy bueno, súper agradables con nosotros y con los niños y la verdad es que disfrutamos de una comida estupenda en un ambiente tranquilo y acogedor. ¡Desde luego un gran descubrimiento en esta nueva ruta mammaproof!

Let´s Foodie!

Categorías: Dónde comer,Restaurantes

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  1. Ayer, 13.06.2015, acudimos a este local para celebrar un día muy especial: cumplía cuarenta y siete años. Nuestro hijo, de cinco años, tiene muchos problemas con la alimentación motivo por el que no solemos salir a comer fuera de casa, sin embargo, tras meditarlo mucho y encontrar este comentario, decidimos que íbamos a probar en este local. Reservamos mesa y a las 13:45 horas entrábamos en él. Nos sentamos en una mesa al lado de la cristalera y pedimos lo siguiente:

    • Fingers de pollo: Tiras de pollo crujientes con salsa barbacoa y mostaza
    • Tortilla jugosa de patatas con confitura de pimiento rojo
    • Pâté de morcilla y piñones, acompañado de coulis de pimiento rojo
    • Sándwich Morrisey: Pan payés tostado y lonchas de roast beef, berros, cebolla morada y salsa horseradish
    • Hamburguesa francesa: carne picada 100% vacuno, queso brie, cebolla caramelizada y mostaza de Dijon

    Advertimos que los dos primeros platos eran para el niño y que los adultos comeríamos los tres siguientes. A los diez minutos nos dijeron que se les había terminado el pâté así que, en su lugar, pedimos el “Dúo de croquetas caseras “Tierra y mar”: de jamón ibérico y chipirones en su tinta”. Nos sirvieron primero los platos que habíamos pedido para el niño junto con las bebidas y un aperitivo. La confitura de pimiento rojo la habían sacado directamente del frigorífico, estaba muy fría, pero, como a nuestro hijo tampoco le gusta, no dijimos nada y el niño empezó a comer. Después nos trajeron las croquetas (mientras nos las traían, una de ellas rodó al suelo y, tras pedirnos perdón, nos la trajeron más tarde, aunque, imagino, lo correcto hubiera sido volver a la cocina con ellas y traerlas correctamente todas juntas). Las de jamón ibérico estaban casi frías, pero, tampoco en esta ocasión dijimos nada.

    Al local empezó a llegar más gente y sólo había dos personas para recibirlas, acompañarles a la mesa, pedirles la comanda y servirlas. Estas personas atendían también la terraza. Cuatro adultos se sentaron con seis niños, pidieron agua para ellos y se la sirvieron cuando los niños casi se habían terminado la hamburguesa que habían pedido. Fue un jolgorio escucharles gritar a todos juntos: “el agua”, cuando ésta, finalmente, llegó. Nosotros seguíamos esperando nuestros platos principales mientras nuestro hijo seguía comiendo.

    A las 15:00 horas decidimos que ya era demasiado y preguntamos por nuestros platos y nos contestaron que ya estaban pedidos. A las 15:15 horas volvimos a preguntar y nos explicaron que sólo tenían una freidora, que era complicado, que mientras nosotros estábamos comiendo lo anterior habían ido preparando lo de los demás comensales y que enseguida saldrían nuestros platos. Dijimos que esperábamos diez minutos más y que si no, nos íbamos. Cinco minutos después llegaron nuestros platos. La hamburguesa, directamente, la devolvimos a cocina. Estaba sin hacer, el queso estaba congelado y las patatas fritas, frías. Decidimos quedarnos con el sándwich para comer algo (lógicamente dijimos que la hamburguesa ya no la queríamos, no íbamos a esperar otra hora por ella), pero debíamos haberlo devuelto también. El pan estaba sin tostar, la cebolla estaba congelada y estaba cortada como con un hacha, no había ni sombra de la salsa y la carne también estaba congelada …. Vamos, la sensación es que, al decir que no esperábamos más, habían cogido cuatro ingredientes y los habían soltado, sin más.

    Inmediatamente pedimos la cuenta y abandonamos el local. Tenemos la copia de recibo, 28,52€, algo debieron reconocer porque nos hicieron un 30% de descuento en aquello que, en principio, decidimos comer.

    Nos parece increíble la buena crítica que tiene este local, es del todo injustificable que, ante un retraso semejante a la hora de servir la comida, te razonen que sólo cuentan con una freidora y que es un asunto complicado. Sencillamente, si no disponen más que de una freidora no deberían contar con más de dos mesas para atender …. Es así de simple. Por supuesto, no volverán a contar con nuestra presencia, y, aseguramos, intentaremos que ningún conocido caiga, como un incauto, en la misma pesadilla que vivimos nosotros. Un día de celebración se convirtió en un verdadero suplicio. Nos queda una pregunta por hacerles a quienes organizan dicho lugar: ¿Se han planteado pedirle ayuda a Alberto Chicote? Lo decimos sinceramente, lo que pasa en esa cocina no es normal.

    Responder
    • Beatriz

      Hola Verónica,

      sentimos mucho tu mala experiencia, aunque quizá deberías trasladarla directamente a los propietarios del local.

      Nosotros por nuestra parte nos limitamos a exponer la experiencia de una de las coautoras de la guía Foodiekids, que fue como puedes ver, muy positiva.

      Un abrazo,
      Beatriz

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  2. Beatriz:

    Exactamente eso es lo que hice, en primer lugar, pero, al parecer, a los propietarios del local sólo les interesa recibir buenas opiniones (han eliminado todas las críticas que he intentado emitirles en los medios que ellos mismos autorizan para dejar una crónica).

    Puesto que la lectura de vuestro comentario fue lo que me condujo a acudir a dicho local, me ha parecido oportuno añadir mi propia opinión al respecto, sin desmerecer para nada el comentario original. Quizás, simplemente, el día 13 de Junio fue un mal día para ellos. Caso de ser así deberían haber cerrado, haberlo explicado y, sobre todo, admitirlo.

    Que en los tiempos que corren se censuren las opiniones que no gustan me parece que merece, cuando menos, que se sepa.

    Me alegra mucho comprobar que vosotros, sí, admitís todo tipo de comentarios, siempre, lógicamente, que se realicen desde el respeto y la educación. Muchas gracias por todo, es un placer contar con una página como la vuestra al alcance de la mano.

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    • Gracias por la crítica no iré! Puedes escribir en tripadvisor, lo publican todo sea bueno o malo. Que se pongan las pilas. Y siento lo de vuestra celebración.

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  3. Fuimos a comer allí un sábado. Sitio muy bonito y espacioso sobre todo con dos carritos ( tengo uno de 2 años y otro de 9 meses). Lugar agradable porque en el patio de fuera que es donde estuvimos daba la sobra. Ahora bien, la comida una auténtica tomadura de pelo. fingers de pollo malísimos, estaba congelados con el pollo casi incomestible, seco. No pidáis ( mejor no vayáis la verdad) el tartar de salmón. Eso no es tartar ni nada, son unos trozos de salmón cortados gordísimos sin ningún tipo de aliño acompañados de un mango duro no, lo siguiente. Por el módico precio de 17 euros. Un robo porque eso no era tartar ni por el asomo.
    Me suelo guiar por la estética de los sitios y por las facilidades que ponen cuando vas con niños ( que éste sitio SI que lo tiene).L stética se paga es cierto,pero para la próxima vez buscaré algo menos bonito pero con comida de calidad.
    No volveremos a ir, porque nos sentimos literalmente estafados.Espero que si alguien lo lee no cometa nuestro mismo error.

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