*Crónica revisada: esta crónica se publicó originalmente el 14 de abril del 2016
Las Muntanyes de Prades son sin duda un destino de turismo familiar lleno de contrastes. Parece que puedas dar dos pasos y cambiar totalmente de ambiente: un bosque protegido, un monasterio imponente, campos interminables de viñas, o una cueva prehistórica conviven codo con codo en la región. Por eso es ideal para visitarlo con niños ya que, con tanta variedad, siempre hay algo capaz de sorprenderlos.
A unos 120 km de Barcelona, la Conca de Barberà engloba cultura, tradición y naturaleza a partes iguales. Y compartirlo con mi hija Lucía (4 años), su amiga Clara (5 años) y la mamá de ésta, Núria, ha sido una experiencia fantástica. ¡Parece mentira que tan cerquita de nuestra ciudad tengamos un destino familiar tan poco masificado y tan variado!
El Centro de Interpretación y ruta de las setas pintadas del bosque de Poblet
Nuestro fin de semana empezó el viernes. Dejamos atrás una Barcelona lluviosa y caótica y llegamos a primera hora de la tarde al Centro de Interpretación. El Paraje de Poblet que debe su nombre al monasterio cisterciense, es un espacio natural protegido calificado de interés nacional. Además, es ideal para adentrarnos en la montaña con la familia. Ofrecen varios itinerarios, según la dificultad y la edad de nuestros hijos. Nosotras hicimos el itinerario 4, en su versión corta, que tiene una duración aproximada de 1h 15 min y una distancia de 3 km. Para los más experimentados existe una versión larga de 3h 30 min.
Fue una tarde estupenda, donde pudimos descubrir árboles centenarios (incluso meternos dentro de ellos!) y recolectar piñas y castañas. Además aprendimos mucho sobre cómo cuidan los bosques: la importancia de la madera que cae para que otras especies puedan crecer, la reforestación de los montes después de que la zona fuera abandonada y pillada o el papel del hombre en la preservación de la fauna y la flora.
La ruta se basa en las setas pintadas: hasta 4 setas se han pintado aprovechando los troncos de los pinos, de forma que si te colocas en un punto estratégico marcado con una piedra, puedes ver 4 especies de setas que crecen en la zona. La segunda seta (Farinera borda), está marcada con una calavera. Y, aunque las niñas creyeron que era una seta pirata, es para avisar de que es venenosa!
Al acabar, nos dirigimos a los Apartamentos Ca l’Estruch nuestro alojamiento en Vallclara. Ramon y Mª José nos atendieron como si fuéramos de la familia. Se nota que tienen nietos y que disfrutan de la compañía de los más pequeños. Disponen de 3 apartamentos dúplex muy amplios (para 3-4 personas), con cocina y todo lo necesario para las familias. Los cochecitos se pueden dejar en la entrada, y están preparados a prueba de niños pequeños (barreras en las escaleras, bañeritas si se necesitan, tronas, etc).
También disponen de habitaciones dobles con terraza, en el piso de arriba. Las vistas son impresionantes.
Y tienen, además, una sala común muy luminosa y con una alfombra enorme donde estoy segura que los bebés (y los no tan bebés) pasan largos ratos jugando. Lucía y Clara no dudaron en ponerse a hacer la croqueta.
El sábado, nos levantamos tranquilamente y desayunamos en los apartamentos. Mª José nos preparó todo con productos de la zona, un desayuno ecológico y saludable. Y nos presentó a otro miembro de la familia: su tortuga (que en ese momento estaba a medio hibernar, confundida por esta primavera que parecía verano).
Demostración de vidrio soplado en el Museo y Horno del Vidrio de Vimbodí-Poblet
Luego, fuimos a Vimbodí. Se trata de un pueblo muy tranquilo donde no os podéis perder el Carrer de les abraçades, que es tan estrecho (mide unos 90 cms) que dicen que para pasar, si te cruzas con alguien, no te queda otra que abrazarte. ¡Lástima que no haya más calles así!
En el Museo del Vidrio asistimos a una demostración de vidrio soplado por un maestro vidriero. ¡Es un todo un arte! Pudimos ver como fabricaba porrones, aceiteras, figuras… Las piezas se pueden adquirir en el museo que, además, alberga una exposición que recorre a través de objetos fabricados con vidrio la historia de esta industria en la zona. Disponen también de unas fichas, adaptadas a distintas edades, con actividades para que los niños aprendan esta historia y algunas curiosidades sobre el tema.
El Monasterio de Poblet
A media mañana teníamos una visita programada en el Reial Monestir de Santa Maria de Poblet Construido en el siglo XII por Ramon Berenguer IV, fue abandonado en 1835, durante la Desamortización de Mendizábal, para ser restaurado durante los años 30 del siglo pasado. Lo cierto es que tenía algo de miedo de que unas niñas de 4 y 5 años no aguantaran la visita. Pero estuvieron encantadas. Me parece que dentro de esa construcción monumental se respira magia, historia y tradición, de la que todos nos contagiamos por un ratito.
Las niñas estuvieron muy atentas y muy curiosas antes los acontecimientos históricos y la vida de los monjes. Los reyes que había allí enterrados, el abandono por la Desamortización, la cocina y el patio exterior fueron sus lugares preferidos. Además, casualmente, había una boda ese día y pudimos ver a la novia. En todo el Monasterio hay rampas, por lo que está adaptado, pero qué mejor que portear a nuestros bebés mientras contemplamos una joya arquitectónica de tal magnitud.
Ese día nos quedamos a comer en la Hospedería de Poblet donde ofrecen un menú gourmet y otro para niños. Recomendamos avisar antes si vamos con niños pequeños que necesiten un elevador, ya que no disponen de muchos. Se puede comprar, además, una entrada combinada con el menú y la entrada al Monasterio que sale bastante rentable. El rincón de juegos es ideal para los pequeños y no tan pequeños.
La ruta guiada en 4×4
Con fuerzas renovadas después de la comida y el ratito de juegos, empezamos nuestra ruta en 4×4 por el Paraje Natural de Poblet. Gonzalo de Drac Actiu era el encargado de llevarnos por las viñas, los cultivos y la montaña. Como él bien dice: “en la zona de Poblet, cada rincón tiene una historia, y cada historia su rincón”.
Durante esta ruta, pudimos ver claramente los contrastes que ofrece la zona: viñas, campos de cereales, olivos, avellanos, plantas aromáticas, bosque y montaña se pueden ver en apenas una hora y media. Las niñas disfrutaron mucho recolectando plantas aromáticas. Además, el tomillo estaba en flor en ese momento.
No os perdáis las vistas desde el barranco de la Pena o la leyenda de los Frares encantats, que cuenta que dos frailes que se habían convertido en ladrones se retiraron a la montaña para estar en paz con ellos mismos, con Dios y con la naturaleza. Las dos piedras, con forma de cara, representan las conversaciones que mantenían.
Tampoco podéis dejar de beber de las fuentes naturales que se forman. Dicen que si bebes tres sorbos, rejuveneces. Cansadas y felices, nos dirigimos a cenar a el restaurante El Grèvol en Vimbodí. Las niñas pudieron pintar mientras esperábamos la cena. Y tienen un árbol con figuritas para que puedan jugar. Es un lugar muy tranquilo, con comida de calidad a buen precio. Las pizzas son muy naturales.
El Museo de la Vida Rural
El domingo, después del desayuno en los apartamentos, fuimos a visitar el Museu de la Vida Rural en l’Espluga de Francolí. Es un recinto enorme, de unos 4.000 m2. Lluís Carulla, su creador, y conocido por ser el empresario detrás de Gallina Blanca, restauró la antigua casa pairal de su familia para albergar un espacio donde mostrar herramientas, muebles, vestidos y otros objetos propios del pasado rural de la zona. Gracias a los propios objetos y con apoyo audiovisual, los niños pueden aprender y observar los detalles de procesos tales como la elaboración del pan, del aceite, la vendimia, u otros oficios tradicionales.
En l’Espluga de Francolí también, comimos en el restaurante Simó de Palau. Es un espacio amplio y fantástico para ir con niños. La comida es de la zona y de calidad. Ofrecen un plato combinado para los peques, pero se adaptan según las necesidades.
Las Cuevas de l’Espluga
El domingo por la tarde, ya exhaustas, fuimos a visitar las Cuevas de l’Espluga. Pudimos caminar por el interior de estas cuevas naturales donde vivieron comunidades desde la prehistoria. Proyecciones audiovisuales, réplicas de los objetos que allí se encontraron y figuras a tamaño real nos explican la historia de las cuevas, que albergaron historias desde el Paleolítico hasta los Íberos. A partir de los 8 años, se puede hacer una visita de aventura y adentrarse todavía más con trajes de neopreno, casco y linterna.
Lo cierto es que fue una experiencia estupenda recorrer la zona de Poblet en familia. Quedé maravillada de que, tan cerca de Barcelona, exista un destino poco masificado donde descubrir, aprender y estar en contacto con la naturaleza con mi hija. Estoy deseando volver a descubrir más historias de castillos encantados, monjes bandoleros, hombres prehistóricos y árboles centenarios.
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Vaya fin de semana más bien aprovechado!!! tiene muy buena pinta pero creo que haremos más de un viaje a les muntanyes de Prades.. 😉
LUCY
Super finde, la muntanyes de Prades son preciosas!
pd: no es Villaclara sino Vallclara 😉
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