La comunicación efectiva y positiva es la comunicación que nos permite expresar lo que sentimos, pensamos y deseamos de modo claro y empático con nuestros hijos/as y alumnos/as.
La comunicación positiva favorece el estado interno tanto de la que la emite como de la que la recibe: la persona que emite (p/madres/maestros) se siente bien consigo misma, ya que ha podido hacer o decir lo que piensa y desea, y estos (hijos/as, alumnos/as) a su vez sienten que han sido justos y honestos con ellos, sienten que han sido tenidos en consideración y esto favorece la comprensión.
Comunicarnos positivamente requiere honestidad, valentía, sinceridad, firmeza y autocontrol.
Cambiemos órdenes por preguntas
A nadie le gusta que le den órdenes, a nuestros hijos/as, alumnos/as, tampoco. Sin embargo, los niños viven su día a día con un sinfín de órdenes por parte de sus progenitores y adultos de referencia.
Las órdenes no nos permiten tomar decisiones, nos convierten en “hacedores de la voluntad ajena” perdiendo el hábito del pensamiento crítico, ya que día a día comprobamos que no sirve para nada. Nos hace perder el sentido de pertenencia y, por ende, perder el interés de colaborar.
¿Cualquier pregunta vale?
Cuando intentamos cambiar órdenes por preguntas, el objetivo no es conseguir la respuesta que nosotras queremos, es hacer a los niños y niñas partícipes y protagonistas, conseguir su colaboración y fomentar su pensamiento crítico. Mejor preguntas abiertas que cerradas.
Pregunta cerrada > “¿Puedes estarte quieto mientras cenas?” Nos puede ofrecer una respuesta que no es la que estamos buscando.
Pregunta abierta > “¿Recuerdas cómo dijimos que debíamos estar en la mesa?”
También puedes ofrecer diferentes opciones (han de ser todas validez para ti) y dejar que sea el niño quien decida.
Diferentes opciones > “¿Prefieres ducharte ahora o después de la cena?”
¿Cómo cambiar órdenes por preguntas?
Parando, pensando, reflexionando.
Entendiendo que este cambio no va a darse de un día para el otro de manera mágica. Cómo todo en la vida requiere de mucha repetición.
No te des por vencida si un día das más órdenes que preguntes, simplemente pon conciencia y proponte un nuevo día como una nueva oportunidad.
Si aun así tu hijo/alumno te boicotea o se enfrenta con una actitud muy retadora de forma constante y no se ablanda de ninguna de las maneras, olvida el tema de la ducha y averigua qué le pasa. Es muy probable que esté enfadado contigo o se sienta dolido.
Para poder acompañar es imprescindible estar equilibrada y por ende disfrutar de autocuidado y recuerda que tus hijos deben aprender y no obedecer.
Aprende y descubre más información acerca de la disciplina positiva en la web de Cindy Peñalver.