“Le hemos pedido a Iliana París, madre y doula que acaba de llegar a nuestro directorio amarillo, que compartiera con nosotros parte de su experiencia como profesional. El resultado de su generosidad es este hermoso texto que hoy publicamos y que esperamos ayude a más de una madre o futura madre en el proceso ¡Gracias Iliana!”
Cuando estamos embarazadas es usual enfocar todas nuestras energías en la preparación para el parto, es comprensible. El parto es un momento, más o menos largo, muy, muy importante que cambia nuestras vidas para siempre, en el que no sólo nace nuestro bebé sino que también nacemos nosotras como madres.
Pero es eso, un momento. La continuación es el posparto, para muchas, el gran ignorado y desconocido… Pasamos dos o tres días en el hospital, llegamos a casa y nos preguntamos: “¿y ahora, qué?”
¿Ahora que hago con esta criatura tan pequeñita en los brazos?¿Y ahora, porqué llora? ¿Y ahora, porqué no se coge al pecho?¿Y ahora, porqué no se duerme? ¿tendrá frío, tendrá calor? ¿Y ahora, porqué las cacas son de este color? ¿Y ahora, y ahora?
Si a estos interrogantes le sumamos el cansancio, la falta de sueño, el hambre de leona que nos entra, el marido que a veces (cada vez menos, por fortuna) no acaba de ubicarse, las visitas y sus opiniones “bien intencionadas”, el caos está servido.
Me gustaría plantearte algunas recomendaciones básicas para sobrevivir a estos primeros días, o semanas, de caos:
1. Lo primero y principal, lo más importante: necesitas tranquilidad, silencio e intimidad. Es el momento de re-conocerte, nunca mejor dicho, con tu bebé, para lo cual es vital la mayor cantidad de intimidad posible. Hay visitas que pueden esperarse unos días y no pasa nada.
2. Si has decidido dar el pecho resalta con rotulador el punto número 1, pero además: dar el pecho no duele, lo repito, no duele, no te tienes porqué acostumbrar, no se te tiene que hacer cayo, no te tienes que aguantar. No.
Si estás sintiendo molestias al dar de mamar debes buscar asesoría para identificar qué está sucediendo, muchas veces es sólo una cuestión de postura, otras veces no. Pero recuerda: una simple molestia puede convertirse en pocas horas en grietas y heridas. Hay asociaciones, como Alba Lactancia Materna y La Liga de la Leche, que tienen grupos para atender a madres lactantes. También hay asesoras de lactancia que pueden visitarte en tu casa.
3. Si estas leyendo esto y aún no has dado a luz: equipa tu despensa y, si es posible, cocina varias comidas y guárdalas en el congelador. Si ya tienes a tu bebé y esto no lo hiciste pero tienes alrededor alguna abuela entusiasta, delégale todo lo relacionado con la cocina y los alimentos, explicando lo importante que es que tú puedas tener esto cubierto para sólo encargarte de tu criatura y de descansar. Si no tienes a tu made o a tu suegra cerca, piensa en alguna buena amiga y pídeselo, seguro que alguien podrá echarte una mano.
4. Relacionado con el punto anterior: procura tener siempre a mano comida y bebida disponible. Dar el pecho da mucha hambre y mucha sed, y es vital hidratarse adecuadamente.
5. Aprovecha todas las horas de descanso posible. Cada vez que el bebé duerma, duerme. Olvídate de las lavadoras, de lavar platos, de recoger, etc., esas cosas las puede hacer tu marido o compañero (o algún otr@ entusiasta que quiera venir a casa).
6. Si es posible, habla con tu pareja antes de que nazca la criatura sobre el tipo de apoyo que quieres de él, sobre lo que necesitas que te aporte, no sólo a nivel logístico, sino también y sobretodo, a nivel emocional.
7. Es posible que experimentes cambios bruscos de humor que te puedan dejar sorprendida. Puedes pasar de estar tranquila a estar furiosa, o de estar alegre a querer llorar en un segundo. Estos arrebatos emocionales son consecuencia de la revolución hormonal que está ocurriendo dentro de ti. No te preocupes, pasará.
8. Si te sientes un poco triste, melancólica, si alguna vez te levantas pensando que la maternidad quizás no era lo que te imaginabas o tienes muchas ganas de llorar, esto también es normal. Date el permiso de sentirlo y de llorar si es lo que necesitas. Los primeros días del posparto son de mucha exigencia emocional para nosotras, y aunque tener un bebé es una gran dicha, no siempre tenemos que estar alegres.[1]
9. Si te lo puedes permitir, contrata a alguien que se encargue de la limpieza de la casa por una temporada, así no te tendrás que preocupar por eso. Si no te lo puedes permitir, pídelo de regalo. Créeme, tu bebé necesita menos ropita, mantas y peluches, y más de su mamá y su papá descansados.
10. Si te apetece recibir visitas pídeles que, cuando vengan, traigan una botella de agua de 5 litros a casa. Lo agradecerás.
11. Si empiezas a ver a tu marido como “el hombre ése que duerme a mi lado y que no hace nada como a mí me gusta”, no te preocupes, esto también pasará.
12. Es probable que después del parto sientas que te ha quedado una barriga de 6 meses de embarazo. No es el momento para preocuparse por el cuerpo, ya habrá tiempo y sin que te des cuenta mucho de lo que ahora “te sobra” se irá por sí solo.
13. Haz oído sordo a todos aquellos comentarios, opiniones, consejos, directrices, etc., que pongan en duda tus decisiones como madre. Confía en que eres y serás una buena madre para tu hij@, y en que nadie conoce a tu bebé más que tú, con lo cual nadie mejor que tú para saber lo que tu bebé necesita. Escucha a tu instinto.
14. Busca apoyo. La maternidad es un momento muy intenso, en el que solemos estar muy vulnerables. Es vital que busquemos apoyos efectivos, personas que puedan acompañarnos, escucharnos, ayudarnos sin juzgarnos, dejándonos tomar nuestras propias decisiones. Para esto están las doulas.
15. Si sientes que el parto ha sido duro o traumático, busca alguien con quien hablar de eso. Puedes acudir a una doula o a algún grupo de posparto o de crianza.
Hazte con una tribu. Es muy importante que durante los primeros meses de la crianza te rodees de otras madres que están viviendo lo mismo. Busca grupos de crianza, grupos de apoyo a la crianza, grupos de lactancia, lo que sea que te permita sentirte acompañada y apoyada por otras madres. En Barcelona hay lugares a los que las madres pueden ir con sus bebés a hacer actividades de lo más variopintas pero recuerda, mucho más importante que la actividad en sí es el encuentro y el compartir con otras madres, esto te brindará apoyo y seguridad.
16. Déjate sorprender. Por mucho que te prepares, el posparto es, sobretodo, una sorpresa. No sabemos cómo seremos como mamá hasta que tenemos a nuestro bebé entre los brazos. Dale cabida a lo inesperado y deja que tu bebé te enseñe el camino. Los bebés son grandes maestros, sólo necesitan que se les escuche, respete y confíe en ellos!
[1] Si transcurren algunos meses y sigues sintiendo tristeza, melancolía o ganas de llorar, consúltalo con algún psicólog@ que tenga conocimientos sobre temas de maternidad.
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