El pasado fin de semana tuvo lugar en Barcelona la séptima edición de Flic, Festival de Literaturas i Artes Infantil i Juvenil.

Cuentos para todos, cortometrajes infantiles de calidad, historias hilvanada a través de diferentes formatos gracias a los autores encargados de ello. El lugar, el Centro de Cultura Contemporáneo y el Macba, dos edificios perfectamente preparados para recibir a lectores de todas las edades.

En el Pati de les Dones del CCCB se habilitó una zona para aparcar carritos vigilada, aunque como la lluvia amenazó con caer todo el día, en el Hall del mismo edificio también se podían dejar aparcados.

Los cuentos vinieron de la mano de Jordina Biosca y de Yoshihira Hioki para dejarnos llevar por escenarios narrados.

Espectáculo de música y danza con ‘Batibull’ en el que encontramos poesía hirviendo dentro de una olla a presión o en una sartén.

En ‘Prohibit no tocar’ con Roberta Genova, los más pequeños pudieron explorar los libros-objetos, olerlos, escucharlos y hasta probarlos.

En ‘La Citta Infinita’, tenías la oportunidad de crear tu propio mundo interrelacionado con el del otro, utilizando piezas de madera de muchísimos tamaños y formas, construir, destruir y volver a reinventar.

Para los más intrépidos la Yincana del Flic, 5 cajas para encontrar doce preguntas y descubrir personajes literarios como Pipi Langstrump o Garbancito. Cada rincón lleno de aventuras.

En la biblioteca del Flic encontramos una gran selección de álbumes ilustrados con la ciudad como temática principal. Pero sin duda una de los lugares que tuvo mayor éxito fue el Hall del CCCB habilitado con alfombras, cojines, almohadones y cuentos para relajarse y dejar volar la imaginación.

La fábrica de la creación, un recorrido de experiencias literarias creativas alrededor de la ilustración y el texto, compuesto por una serie de talleres en el que se podía descubrir la cercanía de la poesía, sin necesidad de saber teoría literaria o germinar palabras… escribirlas, regarlas bien y ver como es posible alimentarse de ellas. También hubo espacio para las exposiciones y para los juegos, como no, una gran parada de juegos reciclados, donde los objetos culinarios se transforman en elementos lúdicos.

El cine estuvo presente con una sesión de cortometrajes de diferentes países que no dejaron a nadie indiferente. Descubrimiento de realidades diversas para pequeños y grandes, así es el Flic una cita literaria imprescindible.
