AlojamientoUn fin de semana en el Vilar rural de Sant Hilari: calma repleta de actividades

Cuando llega el fin de semana las emociones se revolucionan y las ganas de hacer cosas se multiplican por mil. Y cuando preparamos las maletas para irnos, las mamás y papás tenemos que hacer esfuerzos sobrehumanos para no olvidarnos nada… ¿Os imagináis un fin de semana donde solo os tenéis que preocupar de preparar la ropa y coger cuatro cosas para amenizar el viaje? Esto es posible si váis a pasar unos días a un Vilar Rural. ¿Por qué? Pues porqué tienen todo a punto para dar la máxima facilidad a las familias, especialmente si tienen niños pequeños. Se trata de una oferta de ocio integral pensada para parejas con niños, aunque sean de pañal. Eso sí, se tiene que ahorrar un poco para ir, porqué no se trata de una opción económica.

Nosotros hemos tenido la suerte de tener la excusa perfecta para ir: la celebración de la boda de unos amigos. Aprovechando la ocasión decidimos pasar todo el fin de semana. Personalmente, el hecho de no tener que pensar en menús familiares durante 48h ya es un descanso mental importante.

Y tampoco hace falta planear mucho las actividades. Aunque el entorno del Montseny invita a ir de excursión, nosotros no nos lo planteamos. Con dos peques menores de tres años en el Vilar Rural teníamos todo lo que necesitábamos: parque, granja y piscina.

Y por este orden pasamos las hora muy tranquilos y sin preocupaciones. A unas horas determinadas, el mismo complejo organiza actividades para los más pequeños de manualidades, juegos o trabajo en la granja. Por ejemplo, a primera hora los niños pueden ayudar a dar de comer a los animales. O un concurso de adivinar canciones infantiles… on también pueden participar los padres, claro. Servidora ganó un pase para el spa!

Las comidas son de buffet y incluso hay purés para los bebés que los comen. Tronas, platos de plástico y alimentos poco condimentados que gustan a los estómagos de todas las medidas.

Para nosotros fue un fin de semana muy especial, por la celebración a la que asistimos, y a la vez relajado para cargar pilas de cara al verano.