El domingo pasado tuvimos la oportunidad de participar en un blogtrip en familia organizado por nuestros amigos de BCN+ al Penedès. Personalmente es una zona que no conocía demasiado pero de la que mi marido, ciclista de carretera, siempre me había hablado maravillas. Así que preparamos los bártulos y nos dirigimos a pasar el día conociendo la “Toscana catalana”.
En poco más de 3/4 de hora nos plantamos en en Sant Sadurní d’Anoia. La verdad es que el enclave es espectacular y más aún en la época del año en la que nos encontramos. Filas y filas de vides perfectamente alineadas que conforman unos viñedos que nada tienen que envidiar a los que podemos encontrar en otras zonas de tradición vitícola como el Priorat.
Viñedos y vendimia
En medio de esta belleza paisajística encontramos las cavas Vilarnau donde nos esperaban para participar en una visita guiada. Ofrecen diferentes tipos de visita en función de los participantes pero nosotros decidimos catarlo un poco todo y saltamos entre la visita para adultos y la infantil. A lo largo de la visita se hace un recorrido por las instalaciones, se prueba el cava en diferentes momentos de su elaboración (y mosto en el caso de los minis) y se conoce todo el proceso que se esconde detrás de las botellas de cava que acompañan nuestras celebraciones.
En el caso de la visita infantil el acercamiento es mucho más sensorial e incluye juegos como el “laboratorio de los sentidos” donde se huele y prueba el mosto y se exploran los olores del cava de una forma lúdica y didáctica. También incluye manualidades para los peques como el diseño de una etiqueta de cava que después pueden llevarse a casa.
Nuestros hijos se lo pasaron pipa con todas las actividades y con el aperitivo que les tenían preparados pero, sin lugar a dudas, el hit fue la parte final en la que pequeños y mayores tuvieron la oportunidad de pisar la uva a la manera tradicional. Había grandes recipientes de madera llenos de uvas de diferentes tipos esperando a ser pisoteadas por unos visitantes emocionados. ¡La verdad es que la sensación fue de lo más relajante y placentera!
Comida campestre
Una vez finalizada la visita nos dirigimos al restaurante Sant Jordi – Ca la Katy en Sant Martí Sarroca. La gracia del lugar es que tienen un montón de animales (conejos, pájaros, gatos…) y que mientras comíamos unos buenos arroces en la terraza, teníamos a gallos, gallinas y demás fauna merodeando por allí. Nuestros niños estuvieron encantados con estas “visitas animales” y fue difícil sacarles de allí.
Miravinya
Para cuando conseguimos que se despidieran de sus nuevos amigos ya había empezado a llover. La verdad es que fue una auténtica pena porque teníamos previsto visitar los diferentes balcones y miradores del Miravinya de los que tan bien nos habían hablado. Nos bajamos la app del Miravinya y conseguimos finalmente llegar a uno: el de Font-Rubí. A esas alturas llovía muchísimo pero pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares.
Nos quedamos con ganas de volver y descubrir la zona con más calma ya que la riqueza natural del Penedès nos dejó a todos enamorados, especialmente a los niños, que después de ver a dos pequeños ciervos cruzando la carretera ya planeaban aventuras de todo tipo.
Esta crónica forma parte del programa de visita organizado por la marca Barcelona és molt més de Diputació de Barcelona y Enoturisme Penedès. Las recomendaciones y opiniones aquí vertidas son independientes y basadas en nuestra propia experiencia.
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Y en la próxima visita al Penedès, avisame, por favor, que me apunto y te enseño más secretos del Penedès