Pasa a menudo que no valoramos o desconocemos aquello que tenemos muy cerca. Y el Park Güell es un buen ejemplo de ello. Un espacio que forma parte indiscutible del paisaje de la capital catalana, y que identificamos más con la Barcelona turística que con la propia. Pero… ¿Y si lo miramos con ojos de niño? ¿Des de la curiosidad, sin (pre)juicios?
El espacio conocido antaño popularmente como “la montaña pelada” alberga la denominada zona monumental— a la que hay que acceder con entrada— y que incluye la escalinata con el dragón, la fuente, la plaza, las columnas y los pabellones, colindante con lo que fue la residencia del arquitecto durante algún tiempo, ahora museo. ¡Pero el parque es mucho más que esto! (De hecho, la zona monumental supone únicamente el 7,9% de la superficie total.) También está la Casa Trias, los viaductos, el Calvario, los jardines, el Pórtico de la Lavandera, los miradores,… Y eso sin contar que hay múltiples zonas de picnic (con mesas y bancos), y cuatro de juego infantil: dos de arena (con estructuras e inclusive una pista de básquet) y otra dos para niños más pequeños (una de arena también y otra de goma, con toboganes, casitas, etc.)
A cualquier edad, todo lugar es un buen lugar para jugar. Aprender, descubrir, disfrutar. Y este, no es ninguna excepción. ¡Al contrario! Hay bosques (dentro del parque y también en la zona forestal, apta solo para los más aventureros), llenos de árboles de todo tipo: higueras, almendros (incluidos unos eucaliptos gigantes, cuyas semillas son muy aromáticas, ¡divertidísimas de recoger!), y multitud de pájaros (además de perros. Estos, o mejor dicho sus excrementos son el único handicap de la parte exterior del Park). ¡Incluso podéis encontrar setas (en temporada)!
El Park Güell es un lugar precioso, con un gran potencial (¡y no solo para los turistas!), ya sea para un paseo romántico (con carrito, puesto que hay caminos llanos para acceder a casi todas partes), para realizar expediciones y búsquedas o celebrar fiestas de aniversario. Vale la alegría— que no la pena— subirse a la montaña.
Y si queréis aprovechar la visita aún más, tenéis varias opciones. En temporada baja la zona monumental abre al público en general a partir de las 18:15 horas, y aunque no hay iluminación artificial, a medida que acerca la primavera anochece más tarde… ¡y a los peques les encantará investigar con linternas! O también podéis inscribiros al plan Gaudir més y conseguir (entre otras ventajas) entradas gratis.
*¿Porqué se escribe Park— con k? Pues porqué aunque hoy en día es un Monumento Histórico-Artístico de Carácter Nacional y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en realidad fue concebido como una urbanización de alto standing. A finales del S. XXVIII, Antoni Gaudí proyectó para su amigo y mecenas, Eusebi Güell, una zona residencial al estilo de las inglesas de la época, con chalets rodeados de jardines y naturaleza. La pena es que por diversas razones— la primera guerra mundial, la (entonces) gran distancia con Barcelona, etc.— convirtieron el proyecto en un fracaso. Después de la muerte del Conde, y en descrédito sufrido por Gaudí, el Ayuntamiento adquirió los terrenos, destinándolos a uso público.
Y si queréis saber más anécdotas como ésta, os recomiendo “El arquitecto de sueños” (Columna/ Roca Editorial).
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Ver Política de Moderación de comentariosArantxa
me encanta el post! y me encanta ir con mis peques al Park Güell és verdad que puedes encontrar una aventura en cada esquina. Si sois vecinos de Gràcia (tenéis que pdeir un carnet) y creo que si estáis en bcnlovers del Ajuntament de Barcelona podéis entrar gratis a la zona monumental que también es una pasada para los peques y para los no tan peques
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