Hace varios años que somos habituales de la zona de costa de Cataluña, pero reconozco que nunca habíamos visitado el interior; así que cuando Mammaproof nos planteó la posibilidad de hacer una escapada al interior junto con la Agencia Catalana de Turismo, no lo dudamos. ¿Qué mejor oportunidad de descubrir destinos nuevos en familia?.
Y allí que nos fuimos desde Madrid. Ilusionados por descubrir una zona nueva para nosotros, ver paisajes espectaculares y hacer actividades los cuatro juntos.
Para que os hagáis una idea de nuestro destino os cuento que la zona a visitar ha sido Pirineo – Noguera Pallaresa que está formada por 5 municipios de la comarca del Pallars Sobirá. Es la comarca más extensa y menos poblada de Cataluña así que os podéis hacer una idea de lo impresionante de los paisajes ¿no?.
¿Nos acompañáis en nuestro viaje?
Llavorsí – Lérida
Nada más llegar a Llavorsí sentimos la desconexión total y la bajada de revoluciones. Un pueblecito de montaña, atravesado por el río Noguera Pallaresa, con casas típicas de piedra, tejados de pizarra y un ambiente tranquilo que invita a pasear por sus callejuelas.
Nos alojamos en el hotel Riberies, un hotel tranquilo y acogedor perfecto como “campamento base” para visitar la zona. Este hotel está en una ubicación privilegiada, rodeado de naturaleza, con una escuela de hípica detrás y un parque frente al río. Tiene desde hace muy poquito el sello “naturaleza y montaña en familia” y la verdad es que estuvimos como en casa y la cocina es totalmente recomendable.
A la mañana siguiente nuestra primera visita fue al Centro de Interpretación del Parque Natural del Alto Pirineo, en el mismo Llavorsí. Una visita para ubicarnos y conocer al detalle el Parque Natural que, además, tiene el sello de turismo familiar desde 2015.
Allí nos entregaron el “pasaporte del explorador” que los niños tendrían que ir completando a lo largo de nuestro viaje. Una manera sencilla pero instructiva para involucrarles en las excursiones y motivarles a conseguir sus sellos en cada visita para “ganar” recompensas.
Llesuí – Lérida
Desde aquí nos fuimos derechos al Ecomuseo de los pastores de La Vall D´Àssua en Llesuí. Un Museo que tiene el sello de turismo familiar y que está en el edificio que ocupaba antiguamente la escuela del pueblo. Ahora, además de museo, es también la oficina del parque Natural.
Un museo súper completo para conocer el trabajo de los pastores, la oveja típica de la zona, la xisqueta, el proceso de elaboración de la lana y como broche final un taller de fieltro que pudimos hacer en familia. ¡Los peques han vuelto felices con sus bolas de fieltro!.
Justo antes de comer nos recomendaron visitar una quesería local así que no dudamos en pasar por allí aunque fueran 10 minutos. Somos bastante “ratones” en casa y siempre nos gusta conocer pequeños productores y…¡siendo una quesería artesana no queríamos perdérnosla! La Pessa D´Altron produce poquitos quesos que vende en algunas tiendas de la comarca.
Parada técnica para comer en el Hotel Roch en Altron. Un hotel que tiene parte de alojamiento familiar (con sello de turismo familiar) y parte de restauración con comida casera de productos de temporada. ¡Un sitio perfecto para recargar energía!.
Gerri de la Sal – Lérida
La tarde la dedicamos a conocer Gerri de la Sal, capital de Baix Pallars. Yo no se tu, pero yo no tenía ni idea de que había salinas de interior así que nos encantó descubrirlas. En Gerri hay un manantial salado y, aunque a día de hoy la producción de sal es meramente testimonial, durante muchos siglos fue el motor de la economía de muchas familias de la zona.
Merece la pena hacer la visita comenzando en la zona de las salinas para ver cómo eran, ver el impresionante puente románico y hacerte una idea del entorno para después subir (si, subir. ¡Las calles en Gerri de la Sal son auténticas cuestas para poner a prueba las mejores piernas!) hasta el Museo de la Sal.
El museo está en lo que fue el almacén de sal de la cooperativa. Un edificio que se conserva perfectamente y en el que explican cómo es el proceso de elaboración de la sal y qué usos se hacía de ella desde la Edad Media.
Sort
Hora de retirarse a descansar en el hotel Pessets & Spa en Sort, capital de la comarca del Pallars Sobirá. Un hotel con sello de turismo familiar en el que pudimos disfrutar de dos habitaciones unidas con dos baños y una sesión de spa en familia totalmente recomendable.
A la mañana siguiente todo amaneció nevado así que tuvimos que adaptar un poco el plan. Jordi, nuestro guía de la excursión, nos adentró con su 4×4 por pleno Parque Natural del Alto Pirineo. ¡Todo un privilegio poder ver los paisajes nevados y meternos por caminos tan bonitos con bosques frondosos y pasar por Rubió, el pueblo habitado más alto de Cataluña!
Antes de llegar a nuestro destino hicimos dos paradas: La primera en el Jardín de Rocas para conocer el patrimonio geológico de la zona, y la segunda para adentrarnos un poco en el bosque con los peques, poder recoger algunas setas y aprender con Jordi cómo identificar rastros de animales: troncos arañados por astas de ciervo, heces de animales… ¡Toda una aventura!
¡Y por fin llegamos a nuestro destino bajo un manto blanco de nieve! El refugio de Les Comes de Rubió. Un refugio que es parada obligada de todas las actividades de la zona: senderismo, paseo con raquetas, rutas a caballo, etc… con 50 plazas para dormir y donde comer un menú casero delicioso y entrar en calor. Allí, Jordi nos dio una charla preciosa sobre la berrea del ciervo, los urogallos y demás fauna de la zona.
Al volver a Sort nos acercamos a otra quesería de la que nos habían hablado muy bien y claro, ¡no podíamos resistirnos! Se llama Tros de Sort y la fundaron 5 ganaderos, un veterinario y un ingeniero técnico agrícola especialistas en quesería.
Borda de Macià – Rialp
La mañana del domingo todavía tenía alguna sorpresa guardada. Con todo prácticamente nevado nos acercamos a Roní en 4×4 a conocer una granja regentada por dos jóvenes arquitectos que decidieron dar un giro a su vida. En la granja, además de cuidar a todos los animales que tienen: ovejas, vacas, conejos, etc… organizan actividades junto con una casa rural cercana: Casa Macià. Actividades para conocer el entorno, ir a buscar el rebaño de cabras con ayuda de GPS o disfrutar de su observatorio de animales por la noche.
Los peques disfrutaron un montón dando de comer a las vacas y acariciando a las cabras…incluso le pusimos nombre a una de ellas que le chifla el maíz. Ahora “Crispeta” (palomita de maíz en catalán), es un poco nuestra también.
Antes de volver a Madrid disfrutamos del almuerzo en el restaurante Albus, en el pueblo de Rialp. Comida casera deliciosa: sopa calentita, los típicos canelones y butifarra.
¡Ah! ¡Y nos quedamos con las ganas de probar el parque de tirolinas “cims aventura” así que ya tenemos otra excusa más para volver!
Ha sido un viaje intenso del que los cuatro nos llevamos mil recuerdos y muchísimos paisajes preciosos en las retinas. Nos quedamos con ganas de más escapadas a la zona, poder pasear por pueblitos medievales y, porqué no, ¡incluso lanzarnos a hacer alguna ruta con raquetas de nieve o a hacer rafting! Una comarca con mil posibilidades para el turismo familia tanto en invierno como en verano.
¿¡No me digas que no te apetece ahora viajar en familia!?.
Podrás encontrar la experiencia de otras familias en nuestra guía gratuita de turismo familiar en Cataluña. ¡Descárgala!
