EscapadasUna experiencia inolvidable en Cerdanya EcoResort

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Me han tocado unos hijos aventureros. Exploradores natos que aman trepar árboles, jugar con palos, recolectar piñas y seguir el curso de los ríos. Cerdanya EcoResort es un sitio que nos encanta, un lugar especial para nuestra familia que nos da paz y serenidad (a los adultos) y felicidad absoluta (a los pequeños).

Hemos estado allí en varias ocasiones y en épocas del año distintas pero cada vez que volvemos nos sorprenden con cosas nuevas. La última vez fue la excursión con raquetas de nieve y en esta ocasión volvimos con la promesa de un planazo: pasar la noche en una yurta.

Cerdanya EcoResort tiene un fuerte compromiso con el medio ambiente. Está ubicado en Prullans, un pequeño pueblecito de la Cerdanya. Las vistas son espectaculares: ¡naturaleza en estado puro! David, su propietario, ama la zona y se esfuerza en cuidar del lugar y de sus gentes. Trabaja duro para tirar adelante un resort humano y con conciencia ecológica. No se trata de hacer lo mínimo para tener el sello de eco sino más bien un compromiso personal por hacer aquello que cree que es justo para el medio ambiente.

En su página web podéis descubrir todas sus acciones encaminadas a este objetivo verde y que atañen a todos los aspectos imaginables: instalaciones, energía, comida, etc.

En la línea del respeto a la naturaleza y con la voluntad de ofrecer una experiencia única, hace algún tiempo que decidieron instalar un par de tippis y una yurta a apenas 1km del resort, en pleno bosque. Los niños llevaban mucho tiempo imaginando como serían aquellos tippis gigantes (mucho más grandes que el que tienen para jugar en casa, ¡por supuesto!), preguntándose si los habrían montado auténticos indios y si estarían cerca de un río. Dudo que los hayan instalado indios apaches pero por el resto sus sueños se hicieron realidad.

A través de un camino de pista (por el que llegamos en coche) llegamos a un bonito bosque junto al río. Allí nos esperaban dos tippis, una yurta y una pequeña caseta de madera. La yurta estaba preparada con todas las comodidades (camas estupendas, juegos de mesa, velas y lamparitas LED), la caseta de madera estaba habilitada como WC y uno de los tippis era el comedor que disponía de un baúl con la comida (cena y desayuno elaborados con productos eco de km 0), mesa, sillas y un pequeño fuego para calentar la comida. En el exterior había lo necesario para prender una hoguera para calentarse mientras contemplábamos las estrellas. Los tippis y la yurta también disponían de chimeneas para mantener el ambiente caldeado.

Los niños estaban entusiasmados saludando a las ovejas que teníamos al lado, correteando arriba y abajo y cruzando el río. El dulce rumor del agua y el balar de las ovejas era todo el “ruido” que llegaba a nuestros oídos. Fue una experiencia increíble que os recomiendo muchísimo.

Al día siguiente nos levantamos temprano y, tras el desayuno nos fuimos de excursión por los alrededores. Participamos en la visita guiada a los huertos que abastecen hasta el 80% (en la mejor época) de las necesidades de comida del resort. Cultivar a esa altura es todo un reto y más todavía si se quiere hacer de forma ecológica. Tras mucho investigar han dado con una fórmula mágica que se llama permacultura y que consiste en crear de forma natural pequeños micro-climas favorables para el cultivo de las diferentes hortalizas.

La visita fue de lo más entretenida: los adultos aprendimos acerca del proyecto casi faraónico del huerto y los minis pudieron plantar hinojo y coles kale. Asimismo fuimos a dar de comer a las ovejas (¡nuestras vecinas en el tippi!) y degustamos una infusión y un bizcocho de ortigas delicioso.

La noche del sábado la pasamos con todo el confort que nos ofrecía el hotel aunque si por los niños hubiera sido hubiésemos vuelto a dormir bajo las estrellas.

El domingo lo aprovechamos para visitar el Parc d’Activitats, uno de los hits que ofrece Cerdanya EcoResort y que enamora a los más pequeños. Allí pueden saltar en la cama elástica, montar en un go kart y ver y tocas animales de granja.

Una vez más salimos de Cerdanya EcoResort con una gran sonrisa en la boca y con muchas ganas de volver. Eddy, mi hijo mayor, llevó a la escuela las semillas que nos regalaron para plantar un árbol (que esperamos que crezca algún día en el patio) y explicó con orgullo su aventura en plena naturaleza.

Categories: Alojamiento,Aventura,Campings,De fin de semana,Escapadas,Hemos probado

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