Cardbo-Art diseña juguetes de cartón para respetar el medioambiente y despertar la imaginación. Todos los materiales que se usan, tanto en el juguete en si como en el envoltorio, son 100% reciclables y sostenibles, para que la huella medioambiental sea la mínima.
Detrás de Cardbo-Art está Anna una profesional del mundo del packaging que después de ser madre decidió unir sus dos universos y emprender este precioso proyecto basado en la sostenibilidad, el arte y el juego libre. Cuando abres la caja de uno de sus juguetes lo notas. Está todo listo para montar y disfrutar. Super intuitivo. Los cartones más grandes vienen cortados; las figuritas de animales están listas para desmontar; tienes una hoja de instrucciones, aunque realmente no creo que la necesites, y un paquete de colores para que ponerse en modo artista.
Un juguete totalmente neutro que despierta la creatividad y la imaginación de los más pequeños.
Nosotros probamos la Farm-Art y el Castle-Art (ambos a partir de 3 años) y realmente fue un acierto. Le resultó muy fácil desmontar cada animalito y enseguida entendió que parte iba era de cada uno: Cuerpo, piernas y orejas. Todo un ejercicio de psicomotricidad fina y de concentración que le tuvo entretenido un buen rato. Fue sorprendente, concentrado y eufórico a la vez ¡Jejeje! Y sin que dijese nada se animó a pintarlos. Así que básicamente me senté y disfrutamos juntos.
Para Anna cada juguete es un pieza de arte, por eso en sus cajas encontraréis siempre ceras de colores. Pero el cartón es suficientemente grueso (en especial en las estructuras grandes) para que os animéis a pintar con témperas, pintura de dedos o incluso rotuladores.
El resultado en cada caso será diferente. Una obra de arte con nombre y apellidos de cada criatura. Por eso ahora en casa tenemos una oveja multicolor, un caballo verde y negro un conejo y una gallina más clásicos. La vaca y el cerdo son obra mía ¡Gracias. Sé que pinto bien! No os penséis que quería robarle tiempo de juego. Lo que pasó es que se produjo un efecto muy mágico. ¡Creamos y pintamos en familia! Y eso hay que aprovecharlo al máximo.
El castillo y la granja (las estructuras grandes) las montamos juntos. Puro tecnicismo porqué lo hubiese podido hacer solo. Pero a partir de ahí se dejó llevar y empezó el juego libre. Nada de animalitos entrando y salido de la granja. Eso duró poco. Más bien se dedicó a lanzarlos, pasarlos de un contenedor a otro, hacerlos volar, esconderlos por la casa, meter peluches en el castillo… Vamos hizo lo que le vino en gana. Y puedo aseguraros que todo el material sobrevivió a su torbellino de creativo.
Si estás buscando un juguete respetuoso con el medioambiente, poco estructurado y que despierte la parte más artística de vuestros hijos, no lo dudéis más. Con Cardbo-Art tenéis horas de juego asegurado y cuando se cansen solo hace falta desmontarlo y guardarlo.
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