San Sebastián es mucho más que sus pintxos, su txakolí, sus días de playa o su festival de cine que tanto ha internacionalizado a esta ciudad. Para los niños, y en otoño, ofrece montones de opciones para que no se aburran ni un segundo mientras los padres disfrutan del gran ambiente de sus calles, sus paseos marítimos y, por supuesto, sus bares. Os propongo 5 divertidos planes para pasar un día perfecto en esta cosmopolita ciudad entre las montañas y el mar.
Por el Paseo de la Concha, en bici
Recorrer el Paseo de la Concha en bicicleta, muy respetadas en este punto de la ciudad, es una manera diferente de apreciar la ciudad. El trayecto invita a hacer paradas porque a cada paso los niños encontrarán algo especial, como el hombre estatua dorado que vimos el otro día o “el artista que decora la playa”, según lo bautizó mi hija. “Se ha esforzado mucho”, me dice mientras lanza una moneda desde el paseo al virtuoso que, con un simple palo, realiza enormes dibujos en la arena. “¿Encontrará la moneda entre la arena” “Sí, la encuentra seguro”, asegura nuestro compañero de barandilla en referencia al artista ya muy conocido entre los vecinos de San Sebastián.
¿Y quién se resiste a dejar aparcada un momento la bicicleta para pisar la playa, aunque sea otoño, y chapotear con el agua? La arena fina de La Concha siempre está dispuesta a dejar que tus pies y sus aguas conectéis con la naturaleza. Paseando podéis llegar a las otras dos playas de la ciudad: la Zurriola a un lado y Ondarreta al otro.
Un Tiovivo con vistas al mar
Año tras año, ahí sigue el tiovivo de la plaza del Ayuntamiento, por él no pasa el tiempo: siempre está reluciente, brillante, en pleno Paseo de La Concha. Recuerdo que, cuando era pequeña, siempre me parecía que tenía algo mágico y especial. Y así lo cree ahora también mi hija. En cuanto lo divisa desde lejos, corre a montarse. Y para los padres, la espera no puede ser más agradable: sentados en un banco con vistas a la playa. ¿Qué más se puede pedir (tranquilos, que los pintxos y el txakoli llegan después…)?
Para los peques la fiesta no termina en el tiovivo porque justo al lado tienen un parque infantil que, podría ser como tantos otros de tantas ciudades, pero no, hasta este parque llega la brisa del mar Cantábrico. Y eso lo hace diferente.
El parque de atracciones Monte Igueldo
Para los más osados, el parque de atracciones Monte Igueldo. Lleva toda la vida en el monte que le da nombre desde el que se divisan unas vistas a la Bahía de San Sebastián impresionantes. Tanto como las míticas atracciones para niños. Sin duda, la Montaña Suiza es la más divertida para compartirla con los padres.
El Aquarium
Todo en San Sebastián tiene sabor a mar. Pero en el Aquarium los niños pueden disfrutar del océano con todos sus sentidos observando los peces de miles de especies, formas y colores: tropicales, comestibles, gigantes…incluso venenosos y peligrosos. Nada más llegar, nos recibe un esqueleto gigante de ballena franca de 11 metros. Os podréis imaginar que la explosión de preguntas de mi hija llegó nada más verlo: “¿Es un dinosaurio, mamá?”. Esa fue la primera, pero siguieron muchas más.. Pero lo que más les gusta a los niños, e inquieta al mismo, tiempo es el túnel acristalado 360 grados, encima del cual se pasean a sus anchas los tiburones toro. Se les puede observar perfectamente y…¡es muy emocionante sentirlos tan cerca! Además nos tocó el momento en el que los buzos les estaban echando comida y vimos cómo devoraban todo en un instante.
Para los papis más arriesgados, el Aquarium organiza inmersiones en el tanque para quien quiera probar la experiencia de nadar entre tiburones, mantas y rayas.
La verdad es que este Aquarium, que data de 1928 pero fue reformado por última vez en 2007 merece la pena visitar y es un buen plan…¡sobre todo si llueve!
Y para comer…pintxos
Y por fin llega la recomendación más esperada después de liberar tanta adrenalina. Buenísimos para la hora de comer, de cenar, de merendar…ir de pintxos por la parte vieja de la ciudad es el plan imprescindible para degustar el sabor más tradicional de la capital guipuzcoana. Cualquier bar, cafetería o restaurante exhibe en sus barras estos pequeños placeres elaborados artesanalmente con ingredientes para todos los gustos. Porque nadie se puede marchar de San Sebastián sin probar sus delicias en miniatura.
