Este ha sido mi primer verano como mamá. Hemos vivido momentos muy entrañables: cómo Óliver descubría la playa, sus manitas hundiéndose en la arena, cómo me lamía el hombro mientras nos bañábamos en el mar al notar el sabor salado del agua… además, ha coincidido que ha sido en julio cuando Oli cumplió seis meses y ha sido un verano de descubrimientos: empezar con la comida, aprender a gatear, y fijarse en todo con mucho más interés que antes.
Pero mi primer verano como madre también ha traído consigo el caos. Nunca he sido una persona muy organizada por naturaleza, aunque sí me esfuerzo bastante por implantar el orden. Pero las maletas se me resisten. Y ahora que además de lo nuestro, tengo que preparar también las cosas de un bebé… ha sido duro, pero este verano he aprendido muchos trucos de organización.
Lo que más me ha servido es mi bolsa del carro HappyWalk de Animal Kids, ¡y eso que hemos viajado sin carro!
Le he sacado muchísimo partido. Este verano hemos hecho dos tipos de viaje, y me la he llevado a ambos. Para las escapadas cortas de finde (al pueblo, a ver a las familias), que duraban sólo 3 o 4 días, me la he llevado como maleta del niño. Tenía el tamaño justo para toda su ropa, cremas y toallas del finde, así que todo lo suyo iba ahí bien organizado y separado de lo nuestro (que seguía siendo un caos, pero eso lo dejo para el verano que viene).

Y para los viajes más largos, como nuestra ruta por Andalucía, me ha resultado imprescindible para organizar la ropa por nuestro nuevo sistema de maletas, al que llamo viaje por etapas. Como hemos ido parando en diferentes ciudades de Andalucía a pasar dos o tres noches (para que a Oli no se le hiciera tan largo el viaje, porque odia el coche a muerte) hasta llegar a Zahara, donde sí estuvimos una semana, pensé que sería una tontería ir sacando nuestro súper maletón en cada parada. Así que utilicé
mi bolsa del carro HappyWalk de Animal Kids como mini maleta para esas paradas; así dejábamos en el coche, que quedaba aparcado, los bártulos más pesados y nos subíamos al apartamento sólo la ropa que necesitaríamos esos dos días. ¡Así sí se viaja ligero y organizado!
También la he aprovechado también como bolsa de la piscina para las clases de natación, porque me tengo que llevar su muda limpia, toalla, cremitas, bañador… la he utilizado para mil cosas además de llevarla en el carro.
Además, como somos más de porteo y hemos decidido que este año viajábamos sin carrito, decidí probar también
la bolsa Multibig para poder llevar nuestras cosas colgadas a la espalda mientras hacíamos turismo. Es una bolsa súper ligera pero muy espaciosa, y ahí he llevado siempre llaves, móvil, pañales, toallitas y demás cosas que sacábamos a la calle en nuestras expediciones turísticas. Así podía llevar al niño porteado, la bolsa a la espalda y manos libres para mirar el mapa.
Como el tacto de ambas bolsas me ha enamorado (es un algodón orgánico suavísimo y muy gustoso, del mejor que he tocado en mucho tiempo, y eso que prácticamente todo lo que le compro a Óliver es de ese material) me animé a coger un
cambiador y un
babero también, para ver qué tal nos iba esa tela tan suave en contacto con la piel. El babero nos ha venido genial (y el estampado enamora) pero a mí lo que me ha conquistado por encima de todas las cosas ha sido el cambiador…

Desde que Oli nació llevaba buscando un cambiador como éste, que fuera suavito por la parte de fuera y forrado por dentro de manera que se pudiera limpiar con una toallita fácilmente. Hasta ahora había probado cinco, pero o eran muy plasticosos o la parte interior era de toalla, con lo que después de un uso los tenía que lavar en la lavadora. El de Animal Kids para mí es la mezcla perfecta entre suavidad y limpieza, y además se queda bien planito al colocarlo en una superficie, mientras que con los otros tenía que hacer malabares para estirarlo. En cuanto tenga que regalar algo a un bebé recién nacido me voy a animar con este cambiador… si a mí me lo hubiesen regalado, ¡la de desastres en baños de restaurantes que me habría ahorrado!
Fotógrafa profesional, amante del desayuno y mamá de Óliver. Soy una apasionada de Madrid y me encanta perderme por sus rincones. La maternidad me ha hecho parar y vivir más despacio, y me encanta contarlo y documentarlo en mi blog.