Una ingenuidad deliberada, grandes dosis de poesía y mucha sencillez son los elementos centrales de un espectáculo familiar que combina la máscara y el clown. Una nueva producción de unos maestros del teatro para todos los públicos
Los niños y niñas más pequeños, los que apenas tienen 4 o 5 años, son los principales destinatarios de un espectáculo sin palabras a cargo de una de las compañías de teatro familiar que más triunfan en escenarios y festivales dedicados a la escena para todos los públicos. Creadores de montajes familiares de altísima calidad, esta vez emplean el humor para enfrentar a los niños y niñas a una realidad con la que seguro que se encontrarán a lo largo de su vida: el poder despótico. Tocan este tema de una forma exageradamente ingenua, con una sencillez clownesca que llenan de imágenes poéticas. Lo cuentan a partir de la historia de un hombre, el señor Bo, y sus tres servidores. Llevan toda la vida haciendo lo que su señor les pide y no sabrían hacer otra cosa… o quizás sí, porque cuando tienen un rato libre juegan a que los señores son ellos e imaginan cómo debe de ser tener poder. Quizás sí, cuando el señor Bo era pequeño, se hubieran negado a hacer todo lo que les pedía…, pero ahora ya es tarde. O puede que no, porque siempre hay una segunda oportunidad para decir que no…
Es la nueva creación de Marie de Jongh Teatroa, una compañía vasca nacida en el año 2008 para contar historias, habitualmente sin texto, y que se define como una compañía “de teatro infantil para adultos y de teatro adulto para niños”. Ganadora en el año 2018 del Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud que concede el Ministerio de Cultura y Deportes, la compañía debutó en el Grec en el 2016 con Amour (que fue Premio Max al año siguiente), regresó en el 2019 con Estrella y, en el 2020 nos hizo pasar el miedo con un espectáculo con nombre de conjuro: ikimilikiliklik.
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