Organizar un plan con animales por medio es un éxito asegurado cuando vas con niños. Por eso, y rescatando un planazo de cuando éramos pequeñas, organizamos una excursión al Safari Madrid y posterior picnic que os recomendamos desde nuestra experiencia.
¡Un auténtico éxito! Los niños disfrutaron como locos. Sea cual sea la edad de los peques, lo de ver la cara del camello que nos chupa la ventana intentando comer la zanahoria que le ofrecemos, les resulta de lo más entretenido.
Antes de salir, os recomendamos comprar zanahorias en cualquier supermercado. Si se te olvidan, te las venden allí pero, en ocasiones, hemos pasado por la caseta y no les quedaban por lo que el plan se queda en la mitad si no podemos darles de comer a ciervos, gamos, avestruces, emús, dromedarios, guanacos, cabras montesas….
No escatiméis en zanahorias porque la velocidad a la que los niños se las ofrecen y la cantidad de animales que vienen a buscarlas es impresionante.
Y tras hacernos con la comida de los animales, nos acercamos a por la nuestra. Nuestra opción es un picnic y, para que sea más glamuroso ¿qué mejor que los maravillosos bocadillos de La Garriga? En su tienda en Serrano 93 puedes comprar bocadillos calientes o fríos, de distintos tamaños y con distintos panes pero todos deliciosos.
Y te los ponen para llevar. Hay tortillas, empanadas…. Pero nuestro favorito es el bocadillo de jamón.
Con todas las viandas ya en el coche, nos recorrimos el camino hasta el Safari Madrid. Cuando llegamos, nos dirigimos directamente hacia el recinto en el que los animales pasean en libertad. En la puerta de ese recinto es donde venden las zanahorias (por si no las traéis de casa) y comienza la aventura conduciendo a velocidad de tortuga, con los niños moviéndose por el coche de un lado a otro, un poco abiertas las ventanas para poder darles de comer las zanahorias y sabiendo que, al salir, el coche tendrá que ir directamente a lavar.
Además de los animales que antes te hemos comentado y que son a los que podemos ofrecer comida, luego tenemos la zona de monos, rinocerontes, hipopótamos en la que debemos cerrar ventanas. También vimos leones, tigres, elefantes y jirafas. Todos ellos muy cerca pero sin ningún peligro. Eso sí, siempre dentro del coche. Y guarda zanahorias para la salida puesto que vuelves a encontrarte con los hambrientos amiguitos del primer momento.
Una vez finalizado el circuito (una media hora larga), puedes aparcar al lado de una granja y pasar a conocer de cerca de cabras, ovejas y cerdos. A ellos también podemos darles de comer por lo que, ¡guarda provisiones para ese momento!. También hay un pabellón con cocodrilos, un reptilario y un insectario, exhibición de aves rapaces… (pero no esperemos lo mismo que en el Zoo de Madrid).
Llega la hora de comer y cogemos nuestra bolsa de bocatas. Hay muchos sitios en los que sacar nuestra propia comida. Varias zonas de sillas y mesas de plástico que llevan tiempo allí. Nosotras os recomendamos buscar un lugar más campestre. Hay zonas de árboles muy agradables debajo de las cuales extender nuestra manta de picnic (lleva, pues, el equipo completo). Comeréis comentando cuáles son vuestros animales favoritos y recordando como la cabra montesa “embistió” contra la puerta del copiloto y luego, los más pequeños podrán correr y saltar tranquilamente por el campo.
Un plan completo, divertido, diferente y único a sólo 50 kilómetros de Madrid.