Si hay algo que nos gusta es hacernos las turistas en nuestra propia ciudad. Madrid está lleno de lugares increíbles en los que, además de hacer una agradable visita, nuestr@s niñ@s aprenden muchas cosas, por lo que el plan resulta completo. Esto es lo que pensamos cuando nos informamos sobre la Casa Museo de Lope de Vega. Si tu hij@ está estudiando Historia o el Siglo de Oro en Literatura, este lugar es perfecto para visitar porque ¿qué mejor que trasladarse a la misma época?.
En pleno Barrio de las Letras, se encuentra esta casa en la que Lope de Vega vivió los últimos 25 años de su vida. Para visitarla tuvimos que llamar por teléfono y reservar previamente porque las visitas son guiadas en grupos de 10 personas. Son siempre por las mañanas, de martes a domingo, duran una media hora y son gratuitas.
Paseamos a lo largo de las tres plantas de la casa y nos fueron contando la vida alocada de este genial escritor, su obra, las costumbres de su época, su rivalidad con Cervantes que vivía en una casa de la acera de enfrente en la misma calle… Las estancias están llenas de objetos de la época y muy bien ambientadas, perfectas para trasladarte al Siglo XVII. Resultó un agradable paseo por el Siglo de Oro.
No fuimos con bebés pero sí os recomendamos que, en caso de que llevéis uno, hay varios tramos de escalera por lo que será mejor que lo traigáis en una mochilita.
Tras esta vuelta al pasado, quisimos darle al día un cambio radical de época y de estilo y completamos el plan con una deliciosa comida americana en Peggy Sue’s.
Nos hizo gracia por la contraposición entre el Siglo de Oro español y el más puro ambiente “Grease” o “Regreso al Futuro”.
Una buenísima y jugosa hamburguesa casera envuelta en un pan crujiente y especial, las patatas fritas cortadas en gajos y cubiertas de rebosante queso cheddar y bacon, un enorme perrito caliente, los crujientes fingers de pollo realmente caseros con salsa de mostaza y miel, espectaculares sándwiches, chuletones al punto…
Y de postre, un brownie de chocolate de película, tarta de zanahoria o de queso y compota de manzana dulce y crujiente. Para beber, lo que más nos gustó es ¡su limonada de color llamativo! Y todo esto, sentados en sillones de sky y con preciosas gramolas en las mesas.
Entre el Museo y el restaurante hay un paseo de escasos cinco minutos por lo que podéis hacerlo sin coche, algo realmente cómodo en Madrid.
Fue un plan perfecto y completo para todos, que te recomendamos desde nuestra experiencia.