Una mañana de Escola de Rock Festival en la Sala Apolo

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Una mañana de Escola de Rock Festival en la Sala Apolo

Desde que soy madre lo de salir a bailar ha quedado un poco en el olvido. Y lo de ir a conciertos o tomarme unas cañas digamos que también ha pasado a un segundo plano. A veces no es por falta de tiempo (aunque eso seguro que me falta), sino por falta de energías para pisar la calle más allá de las 21h.

Por eso me atraen planes diurnos como la “Escola de Rock Festival”: música en directo, djs, talleres y un ambientazo digno de las mejores noches de la Sala Apolo.

Y es que esta fiesta mensual, detrás de la cual hay un proyecto pedagógico, se celebra en esta mítica sala, donde muchos padres y madres lo hemos dado todo, sea viendo a nuestra banda preferida o asistiendo a sus cañeras sesiones.

Pues ahora imaginaros lo mismo, pero a las 11 de la mañana y en familia. De hecho es incluso mejor, porque tras echarte unos bailes aún tienes todo el día domingo por delante. Y no hay resaca. 😉

Escola de Rock Festival empieza a las 11h y acaba sobre las 14h.  Una mañana en la que grandes y pequeños disfrutan de la mejor música de rock y pop a través de conciertos, cuentacuentos y diversos talleres (maquillaje roquero, tatuajes, etc).

Nosotros quisimos ser de los primeros en hacer acto de presencia pero entre cambios de pañales y percances varios llegamos pasadas las 11:30h.

Saliendo del metro vimos una cola bastante larga (pero rápida) que ya nos avanzaba lo que encontraríamos dentro: un fiestón. Padres y madres de todo tipo, con niños desde muy peques hasta ya creciditos rollo 10 años, y todos con algo en común: nos encanta la música.

Un festival musical para familias

En taquilla nos ofrecieron auriculares y nos dieron pulseritas para los peques, aunque fue tarea complicada que se las pusieran.

Una vez puestas las pulseritas (a cada niño le ponen una), aparcamos el cochecito en el parking adaptado para la ocasión. Por cierto, muy práctico para dejar también todos los trastos propios de padres de niños pequeños, así como chaquetas, etc. Y ya nos adentramos en el universo “Escola de Rock Festival”.

En la antesala nos topamos con un taller de collares (con colgante de calavera). La verdad que nos pareció divertido y muy acorde con la temática rockera. Lástima que nuestros hijos no quisieron hacer el taller al principio de la fiesta y cuando se animaron, ya sobre las 13h, las calaveras se habían agotado. No me extraña…. ¡¡Eran muy chulas!!

Sobre las 11:45h entrábamos en la recientemente reformada sala 2 del Apolo y aquello estaba ¡a tope! Tengo que admitir que mis hijos estaban algo cohibidos por la tenue luz azul a la que tardaron un rato en acostumbrarse.

Conterock de los Ramones 

Pero fue empezar el cuentacuentos y el miedo se les pasó. El “conterock” estaba pasado en el libro de Band Records sobre los Ramones, libro que por cierto tenemos en casa y leemos mucho. No me quedé con el nombre de la narradora pero la mujer con peluca azul nos tuvo a todos muy atentos por conocer detalles sobre la mítica banda americana. La verdad que observar a mis hijos de dos y tres años escuchando la historia de los Ramones mola mucho.

Súper concierto de The Big Mothers

Y también me encantó observarles cuando tocaban los Big Mothers. No había peque que no estuviera anonadado con los guitarrazos que pegaban sobre el escenario o padre que no tarareara los temazos de Blur, Rolling Stones o AC/DC.  Y quien no cantaba estaba con la pierna siguiendo el ritmo.

Aquello fue muy divertido, la verdad sea dicha. Este grupo de componentes jóvenes lo daba todo, empalmaba con agilidad un tema tras otro, sin olvidarse de interactuar en varias ocasiones con el pequeño público. Se nota que les gustan los niños. 🙂 ¡Monísimos! Y, por cierto, la Sala Apolo trató de lujo a los Big Mothers, desde el primer momento son auténticas estrellas, incluso tienen su propio camerino.

Pues bailando e imitando el movimiento de guitarra estuvimos un buen rato, tanto que luego no hubo tiempo para acercarnos a ver los talleres y fotocall. ¡Ni para visitar la terraza con zona chill out!  ¡Lástima!

Y es que los estómagos de nuestros hijos empezaban a rugir: “Ni tattoo ni fotos, papá y mamá: ahora queremos comer”.

Así concluía nuestra asistencia al “Escola de Rock Festival”:  agotados y con hambre. ¡Ah! Y con ganas de repetir.

 

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