Muchos sabemos que no es fácil captar la atención de los niños pero cuando tratamos de jugar con sus sentidos, la cosa cambia. Esta es una de las premisas que más se respiran en Memory Kids, un centro de estimulación integral de población infanto-juvenil que trabaja los síntomas y trastornos del aprendizaje (trastornos de ansiedad, de conducta, TDAH, TEA, etc.) a través de estimular el desarrollo del niño y potenciar los valores de sus pacientes desde la primera infancia.
En palabras de Albert Einstein, “el juego es la forma más alta de la investigación”. Y es que entrar en Memory Kids es como abrir las puertas a un parque de atracciones: luces, colores, sonidos y sensaciones hacen que cualquier paciente o familiar quede atrapado por el ambiente que se respira, permitiendo que la terapia fluya por sí sola.
El aprendizaje experiencial
Distribuido en diferentes espacios diseñados cuidadosamente para cada momento, Memory Kids cuenta con un espacio de Psicomotricidad, una sala PsicoBrain, un espacio Waldorf (para aprender a pensar), despachos psicoterapéuticos, y la joya de la corona: la sala mágica multisensorial Snoezelen 3.0 con pantallas táctiles, Tablet con ejercicios terapéuticos, una cama de agua bajo un cielo estrellado o luces que te teletransportan a otra galaxia. Y todo con el mismo fin: estimular, estimular y estimular.
El equipo de Memory Kids es joven (aunque sobradamente preparado) y sobretodo implicado al máximo en el proyecto. Tratan cada caso de manera individualizada para trabajarlo después de forma interdisciplinar a través de cuentos vivenciales, musicoterapia, talleres de yoga, mindfuldness, acuaterapia… todo muy cognitivo. En todos los casos, además, ayudan y orientan a las familias y al centro educativo del niño con la finalidad de compartir y promover la generalización de los aprendizajes y objetivos alcanzados en terapia.
Y parte de esta orientación familiar la ofrecen en su espacio de cafetería, más destinada a dar talleres y ofrecer pautas de trabajo. Una zona muy agradable y relajada que funciona como lugar de reflexión y punto de encuentro familiar. Así, mientras los niños hacen terapia, los padres también.
Los niños son curiosos por naturaleza (¡y que así sea por muchos años!). Y Memory Kids sabe que, cuando esta curiosidad les lleva a investigar, el aprendizaje experiencial resulta de lo más exitoso.
