A medio camino entre mi ciudad natal, Igualada, y mi hogar en Barcelona, encontramos la imponente montaña de Montserrat, y a su alrededor infinidad de municipios con personalidad propia y bellos parajes, como Olesa (de Montserrat). Hay un montón de cuevas, castillos, ermitas, iglesias, miradores y excursiones para disfrutar a lo largo de todo el año. Y más. Para muestra, un botón. ¡O muchos, como los que llevan los soldados de La Festa dels Miquelets, en sus casacas! Una recreación histórica a cargo de la asociación cultural que da nombre a la fiesta.
Como buenos amantes del territorio y sus tradiciones, siempre que podemos buscamos aventuras que nos permitan conocer más y mejor nuestro entorno. Y así, hace un par de años, descubrimos esta pintoresca celebración popular a pocos kilómetros de casa, que rinde homenaje a l@s soldados, milicianos y civiles que vivieron y lucharon a principios del S.XVIII, recreando escenas de todo tipo con la participación de personas de todas las edades, a pie o a caballo, con fusiles, tocando el tambor o cocinando… ¡Una obra de teatro en vivo y en directo, vaya.!
Confieso que hubo un tiempo en el que evitamos la entrada y uso de pistolas o armas de juguete en casa, con el fin de salvaguardar la inocencia de nuestro hijo; pero es inevitable. El día menos pensado te apunta con un palo, dice ¡pum!… Y ya no hay vuelta atrás. Igual que sucede con los trenes o los dinosaurios, parece que much@s niñ@s necesitan pasar por esta etapa. (¿Será algo kármico, biológico, antropológico…?) Por suerte, conseguimos mantener el equilibrio entre nuestro pacifismo y su deseo innato de juego belicoso. Por eso, disfrutamos con naturalidad, todos juntos, de las batallas campales y los tiroteos, así como de la visita a los campamentos.
La Festa dels Miquelets, que dura 3 días e incluye un sinfín de actividades (casi 40) para toda la familia, se sitúa en el casco antiguo del pueblo, en emplazamientos tan emblemáticos como la Torre del rellotge (antigua prisión, junto a la iglesia) o modernos como el parque de Olesa (con su zona verde, la de juego infantil y el lago), que añaden aún más diversión si es posible. (Ah, y con aparcamiento a pocos metros.)
En las paradas de la feria podéis encontrar des de quesos, ratafies o mermeladas artesanales, vasos hechos con cuernos (de verdad), hasta joyas, pasando por talleres de pintar tejas u otras manualidades y entretenimiento infantiles. Y para aquellos que deseen (o necesiten) tomarse un descanso (y algo más), pueden refugiarse y disfrutar de un oasis de paz en La Creperia del Casc Antic, de la Plaça de les Fonts. Es un lugar precioso, y a parte de estar en el corazón de la fiesta, se come de maravilla, y disponen de un estupendo rincón con cuentos, etc.
Un año más, nos lo hemos pasado pipa visitando Olesa de Montserrat, recorriendo sus calles ambientadas, llenas de personajes históricos, degustando productos típicos y artesanales, en el mercado de la época. Así que nos llevamos, de nuevo, muchos buenos (y deliciosos) recuerdos… ¡hasta el año que viene!