Mamma LovesHerramientas y valores que se aprenden cuando viajas con niños

Para poder disfrutar de nuestros descuentos y promociones, debes ser usuario registrado.

¡QUIERO REGISTRARME!
WeGoWild Travel
 

El espíritu aventurero no desaparece cuando nos convertimos en madres o padres. Viajar no debe ser parte del pasado cuando tenemos hijos. Por el contrario, saber añadir la curiosidad, la capacidad de sorpresa y la experimentación de los niños, de seguro hará más provechoso y feliz cualquier viaje. Guiada por la misión de generar viajeros libres, curiosos y activos, viajo mucho con mis hijos, donde las pequeñas decisiones nos aportan grandes valores de vida.

Viajar con niños a un país con una cultura muy diferente a la nuestra, es algo que a muchas familias les da miedo porque piensan que sus hijos no se adaptarán bien o será algo muy complicado. Nada más lejos de esto, y por el contrario, es algo que a nuestros hijos (y a nosotros mismos) nos enseña unos valores y enseñanzas incalculables.

Aprenderemos cosas que nunca aprenderíamos sin salir de nuestro entorno, y muchas de estas enseñanzas, nos servirán para toda la vida.

Mi opinión, es que muchas de ellas, nos ayudan a ser mejores personas, con mayores valores, y mayores habilidades a la hora de adaptarnos a nuevos retos en general. Y si además, vivimos grandes experiencias y nos llevamos lindos recuerdos con nuestra familia, pues ya no me cabe duda que viajar en familia es algo que tendríamos que hacer mucho más.

Muchas familias también me preguntan que cual es la edad ideal para empezar a viajar… mi respuesta es, que la mejor edad es cuanto antes mejor. Nunca es demasiado temprano para aprender. Si que es verdad, que según la edad, aprenden unas cosas y no otras, pero todas son importantes a la hora de llevarse un aprendizaje. Eso si, pretender que un niño siga el ritmo de un adulto es un error y no deja buenos recuerdos. Por el contrario, si el itinerario esta hecho a medida, nadie se aburrirá y serán unas vacaciones inolvidables. Yo lo he comprobado con mis 2 hijos, con los cuales viajo mucho desde que tienen 2 meses. Mi hijo mayor, que ahora tiene 12 años, habla con orgullo de todos y cada uno de sus viajes… Algunos padres piensan que los niños pequeños no recuerden las cosas nuevas que descubren durante un viaje. Nosotros no estamos de acuerdo porque hemos comprobado (por partida doble) que si lo hacen.

Cada vez que vamos a un lugar nuevo, nuestros hijos no pueden dejar de mencionarlo en casa meses después del viaje. A nuestros amigos y familiares les resulta divertido que un niño de dos años cuente según qué anécdotas!

Si queremos forjar trotamundos, esto se hace desde que somos pequeños. Los míos ya han estado en Japón, Nueva York, Venezuela, Jordania, San Francisco, Marruecos, Myanmar, Indonesia, Inglaterra, Tailandia, Cuba, México, y como no, por toda España. ¡Y están muy orgullosos de ello!

También hay que decir, que para organizar unas vacaciones incluyendo a los niños, es necesario tener en cuenta varios factores como la coordinación de actividades, intereses diferentes y, claro, el presupuesto. Sin embargo, nada de esto es imposible.

La oportunidad de crecimiento que da el viajar es infinita. Es alucinante la facilidad que tienen los niños de aprender cosas que se les enseñan, (¡y las que no se les enseñan!).

Los niños aprenden mil veces más con acciones que con palabras. Viajar les da la oportunidad de experimentar el mundo por sí mismos.

Como dijo una vez Benjamin Franklin, “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. Y más aún si es en familia. El encuentro con nosotros mismos, entre nosotros y con la nueva cultura, es una fuente inagotable de lecciones de vida. Estas son solo algunas de las herramientas que aprenden nuestros hijos mientras viajan, así… sin esfuerzo:

A organizarse

Todo viaje requiere un mínimo de organización. Y si viajas con niños más aún. Escuchándoles y valorando su opinión, pueden participar en los preparativos. Si les das una tarea en la que puedan participar activamente, todo será mucho más fácil, por ejemplo, imprimir la lista de “cosas que llevar” y que ellos vayan tachando lo que ya está listo. Además de afianzarles su autoestima, al verte trabajando para el viaje común, sabrán que las cosas no se hacen solas, sino que implican esfuerzo, sacrificio y toma de decisiones.

A ser pacientes

Todos nos hemos enfrentado al temido “¿Falta mucho?“. Nuestro menú de opciones para entretenerles puede agotarse durante un trayecto largo, o en la puerta de embarque, o en la fila para entrar a algún sitio. Habrá que esperar, así, a secas. Y eso no es malo. Aprenden que un poco de espera puede darte una gran recompensa: un espectáculo, llegar a una isla de postal o ir al río con los elefantes para bañarlos y para pasear por la selva.

A ser tolerantes

Saber adaptarse a otras realidades, conocer nuevas culturas y aprender de ellas son tal vez de las capacidades más valiosas que podemos inculcarle a nuestros hijos. Viajando y tomando contacto con ciudades, paisajes y gentes diferentes a nosotros, abrimos sus mentes a convivir con lo diferente.

Empatía y generosidad

No está en nuestro día a día el ver otras realidades, así que muchas veces no nos vemos en la necesidad de empatizar con otros. A nosotros nos encanta llevar juguetes y ropa que ya no usamos para darle a los niños del lugar al que vamos. La satisfacción que reciben nuestros hijos es gigante, sabiendo que están siendo generosos con los demás y ayudando un poquito con algo suyo.

A adaptarse

Un viaje con niños no siempre es fácil y requiere espontaneidad y predisposición a adaptarte a lo que haya a no ser de que lo hagas con una agencia que te lo de todo hecho de antemano. Es por eso que viajar ayuda a los niños a salir de la estructura y la rutina, haciéndolos más adaptables.

A vivir con menos

No podemos viajar con todo. Debemos dejar en casa casi todos los juguetes (aunque puede acompañarnos ese tan especial). La verdad, es que cuando viajamos en grupo, la diversión viene en forma de compañeros de viaje, así que poco o nada es necesario para pasarlo en grande. Tampoco podremos llevarnos todo el vestuario. Deberemos aprender a vivir con menos combinando, cuidando de no manchar o perder. Y así, también podremos improvisar sobre la marcha con lo que tengamos en la mochila.

Un descanso del mundo digital

Viajar nos brinda (a todos) la oportunidad de desintoxicarnos digitalmente. Sin episodios de Peppa Pig, Dora o Pocoyó que mirar, los niños y sus padres no tienen más remedio que disfrutar de cualquier otra cosa disponible. Un paseo en barca, o visita a un santuario de elefantes sería un buen sustituto de pantallas.

A ser curiosos

Nuestra tarea será abonar esa mirada de asombro ante nuevos paisajes. Sembrar la curiosidad sobre las costumbres del lugar, sobre los sabores, la historia. Buscar respuestas caminando, preguntando, observando. Y de paso, recuperar nuestra propia mirada de niño asombrado. La curiosidad se instalará en los niños y será siempre un motor para aprender de las experiencias que les toque vivir.

A aprender con todos los sentidos

Algunos niños piensan que solo en el cole o con los libros pueden aprender. Sentirán que viajando podemos absorber muchísima información: en sus platos de comida, en los acentos de su gente, en las características de la arquitectura, en los sonidos de la naturaleza, en museos, estaciones de tren, hostales, miradores… etc. Viajar, es sin duda la mejor escuela. Una vez tuve que ir 10 días a Marruecos, y mi hijo mayor quiso venir. Pregunté a su maestro que si podía, y cual fue mi sorpresa con su respuesta: va a aprender mucho más en esos 10 días de viaje que lo que aprenderá aquí en ese tiempo, así que adelante. Y le mandó a leer 30 minutitos al día y listo.

A comunicarse

Siempre estamos allí para ayudarles. Les entendemos casi sin hablar. Pero cuando estamos de viaje, y siendo un poquito mas grandes, nuestros hijos pueden necesitar comunicarse por sus propios medios. Vencerán su timidez y cultivarán sus modales llamando al camarero o retirando las llaves de la recepción. Además, verán la utilidad de hablar otros idiomas. A los más pequeños, les basta con una pelota para hacerse amigos de cualquier niño que no hable su idioma. Es alucinante ver en nuestros hijos, que el lenguaje universal no utiliza palabras, y que todos lo sabemos utilizar.

Lo diverso que es el mundo

Otros sonidos, otros olores. Diferentes vestidos, cocinas o colores de piel. Idiomas desconocidos o palabras nuevas. Gracias al contacto con esa diversidad, agudizarán sus sentidos para apreciar la belleza en cada detalle diferente.

A apreciar lo que tenemos

Cuando visitamos lugares más pobres, es sorprendente ver como los niños captan diferencias por ellos mismos. Por ejemplo, recuerdo como en este viaje a Marruecos, visitamos un poblado nómada en el desierto y mi hijo, que en aquel entonces tenía 10 años, me dijo: mamá, este niño solo tiene un camión para jugar, pero es muy alegre y sonríe todo el tiempo. Aún lo tiene presente y a mi se me erizan los pelos cuando recuerdo esa observación que hizo sin que nadie le dijera nada. Una familia que viajó con nosotros a Myanmar, le dio mucha importancia a la reacción de sus hijos al ver que ciertas comodidades que tenemos en nuestras vidas, son en realidad un lujo para otros, como tener agua caliente y calefacción.

Que la vida no siempre es perfecta

Hemos perdido el autobús. O llueve demasiado para salir al parque como lo habíamos planeado. El zoo está cerrado el único día que pasamos por allí. Estas cosas pasan, no siempre las cosas salen bien. Y es necesario saber preparar un “plan B“ sobre la marcha, ser flexibles, no amargarse ni que los contratiempos nos estropeen la experiencia.

Que las diferencias son relativas

Verás a tus hijos jugar con los niños del lugar. No habrá idioma, ni frontera cultural cuando se cruce una pelota o un cubo para jugar en la playa.

La dimensión de la vida

Tal vez el aprendizaje más difícil y mas valioso. Disfrutar del momento. Sacar provecho del paso por un lugar para aprender de él, para dejar que su gente, su historia, su paisaje dejen una huella en nuestros hijos que les acompañe toda la vida. Como a todo buen viajero.

El valor de la familia

Los viajes son una gran manera de fortalecer relaciones con los hijos, sobrinos, nietos, ahijados. Proporciona la mejor situación para establecer y/o recuperar vínculos con la familia y una de las mejores maneras de tomar un descanso del ajetreo y el bullicio de la vida. Los niños llegan a tener más tiempo con sus padres y los padres prestan toda su atención a sus hijos. Además, veremos y aprenderemos a través de otras familias tanto de nuestra cultura como de otras. Un viaje disfrutado desde la óptica del niño es un éxito para toda la familia.

A respetar el trabajo de otros

La empleada de la compañía aérea, el recepcionista, el guía… Realizan sus tareas para que podamos disfrutar de nuestro viaje. Los niños pueden apreciar cómo otros se ganan la vida prestando servicios, y aprenden a valorar su trabajo.

A administrar el dinero

Cuando viajamos llevamos un presupuesto que debemos respetar, ajustándonos a las posibilidades que nos da el dinero que hemos ahorrado para este fin. Los niños pueden participar del esfuerzo del ahorro (la tradicional alcancía “para las vacaciones“). También pueden tener voz en la asignación de recursos y al establecer prioridades ¿compramos recuerdos o montamos en camello?. Poco a poco aprenden el valor y utilidad del dinero, y a administrarse.

A ser más sociales

El entorno del aula puede proporcionarle a un niño muy pocas posibilidades de interactuar y, cuando lo hace, suele ser solo con niños de su edad. En el camino, los niños se conocen e interactúan con personas de todas las edades. Créeme, viajar hará que tus hijos sean más sociables.

“El mundo es un libro, quien no viaja lee una sola página”

San Agustín

Y estos son solo algunos de los valores que se aprenden viajando. Salir de la rutina y tener vivencias tan emocionantes, no deja inmune a nadie. Grandes y pequeños se llevan esto en el corazón para siempre.  Y al final, todos los viajes, incluso los más maravillosos, acaban con un “hogar dulce hogar” cuando llegamos a nuestra casa, porque aunque viajar es importantísimo, sentirse bien en casa también lo es.

Categories: Mamma Loves,Recopilatorio,Viajar en familia

Tags: ,,,,

¡Comenta!

Tú email nunca será publicado.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

8 + Trece =

Ver Política de Moderación de comentarios

Iniciar Sesión


¿Perdiste tu contraseña?

¿Quieres recibir nuestra agenda amarilla y nuestras crónicas en tu email? !Únete!
Súscribete a nuestra newsletter

Cerrar

Regístrate

Hazte usuario de Mammaproof y disfruta de nuestra comunidad, las promociones, y muchas más ventajas.

Cerrar

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies