Hace una semanas, Martina y yo fuimos a nuestro primer taller juntas. ¡Bieeen!
Me hace ilusión que ya empiece a estar en edad de ir haciendo cosillas…
Y que mejor estreno que en La Cocinita de Chamberí, ese lugar tan especial al que tengo mucho cariño porque nació casi al mismo tiempo que {cbda} y nos conocimos cuando ambas estábamos apenas empezando.
Pero volviendo al taller… en esta ocasión se trataba de aprender a hacer ñoquis.
Realmente le hacía más ilusión a la madre que a la hija, pero ya sabéis que me gusta hacer planes con ella, investigar cosas nuevas, visitar esos sitios de los que tanto hablo, para luego poder contaros lo divertidos y educativos que son para los niños, e incluso para los mayores .
Una vez hechas las presentaciones, puestos los delantales y superado el berrinche por tener que llevar “eso” puesto, comenzamos con el taller…
Mariana, nuestra encantadora profe, primero les contó una pequeña historia para romper el hielo y ganar su atención, y enseguida se metieron en harina, nunca mejor dicho…
Lo primero que hizo Mariana y que dejó a Martina con la boca abierta, fue una “catarata de huevos”, que no es otra cosa que romper un huevo desde lo alto para ver como caen la yema y la clara, como si de una cascada se tratase… En la foto podéis ver el momento justo en el que está cayendo la yema… y Martina todavía mirando arriba esperando que caiga vete tú a saber qué…
Me pareció una idea muy divertida, que a mi nunca se me hubiese ocurrido en casa, por eso me gusta ir a muchos tipos de talleres, siempre aprendes cosas de aqui y de allí que hacen que luego tengas recursos en casa para entretener y divertir a los niños…
Una vez tuvimos dos de los ingredientes principales para los ñoquis: patatas y huevo, Martina y yo nos remangamos bien y comenzamos a amasar…
Era la primera vez que se pringaba de esa manera y al principio estaba un poco desconcertada con la sensación, pero entonces llegó el momento de golpear bien la masa, y esa parte definitivamente le encantó…
Luego formamos un rollito con la masa y a partir de aquí ya se dispersó… De hecho ya me había sorprendido a mi, que hubiese aguantado tanto tiempo sentada y atenta a todo…
Ella decidió que arrastrar una silla por toda la tienda era mucho más divertido en ese momento. Ya os hablé la semana pasada de su obsesión por sacar a pasear las sillas a cualquier hora del día… (los vecinos de abajo deben estar contentos con esta nueva afición suya…).
Dentro de un orden, dejamos que fuera un poco a su aire, al fin y al cabo, todavía es muy pequeña para centrar su atención en una sola tarea durante mucho tiempo. Asi que ella entró y salió a su antojo, mientras el resto del taller, seguía cocinando esos riquísimos ñoquis.
Entre una cosa y otra, aprovechamos para dar de comer a Martina y luego nos unimos de nuevo al grupo para intentar reengancharnos a la receta.
LLegamos justo al momento del corte de ñoquis para poder llevárnoslos en un tupper, listos para terminar de cocinarlos en casa.
Y cuando ya todos teminamos y recogimos las mesas de trabajo, llego el momento preferido de Martina… ¡el baile!
Me comentó Paloma que a Mariana le gusta terminar siempre con un poco de música. Y la verdad es que acertó de pleno, se los ganó a todos en un periquete, a la primera a Martina que en cuanto escuchó la primera nota musical ya estaba en el centro de la pista.
Mariana tiene una psicología muy buena con los niños, me gusta la manera de enfocar sus talleres, enseñando en todo momento, pero siempre a modo de juego, mediante un cuento o una pequeña historia.
Esta fue la parte que, sin duda, más disfrutó Martina. Bailó como la que más y se lo pasó genial…
Conclusión: el próximo taller será de música y baile ;D… Aunque de eso solemos tener mucho en casa, le divierte hacerlo con más gente…
Como en la última canción, en la que también participamos los padres y nos echamos unas risas…
Puede que a Martina le faltasen unos mesecillos para aguantar como debería este tipo de talleres, pero a su manera, se lo pasó igualmente bien. Estuvo en un entorno diferente, haciendo cosas diferentes y sobre todo con gente diferente. Creo que este tipo de cosas, incentivan su estimulación y su curiosidad.
Puede que no aguantase al 100% el taller de cocina, pero fue suficiente para despertar su curiosidad dias después cuando quiso coger unos huevos que había sacado yo para hacer tortilla… Ella me los pidió, quería romperlos como había visto en el taller, y con mi ayuda, hicimos la “catarata de huevos” que nos enseño Mariana y se divirtió muchísimo.
En definitiva, pasamos una mañana de sábado buenísima todos en familia… Porque os habréis dado cuenta de que esta vez salgo yo en las fotos, ¿verdad? Eso es gracias a Tacho, que se vino con nosotras, y ejerció de fotógrafo para {cbda} (creo que debería ficharle como fotógrafo oficial )
Gracias a Paloma por su maravillosa Cocinita de Chamberí y a Mariana por hacer esos talleres tan cercanos y acogedores. Y un besito a Elvira! Una lectora muy simpática con la que coincidí en el taller …
Info actualizada Agosto 2016: La Cocinita de Mamá Campo cierra sus puertas en estas próximas semanas.
