Granjas y animalesEl zoo de Madrid, un clásico familiar

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El zoo de Madrid es un clásico de toda la vida que ha visto pasar niños generación tras generación. La mayoría de madrileños y visitantes de la ciudad lo ha visitado en alguna ocasión,  aquí cada día es distinto y puedes vivir una nueva experiencia. Un día los leones rugen y juegan, los monos se pelean y se quitan la comida, otros ves a uno de los koalas en movimiento, se te acerca un oso hormiguero o te hace pis una cabra. Y hay días tan especiales como el pasado 2 de marzo, cuando nació el primer elefante asiático del zoo.

¿Os imagináis un embarazo de 21 meses? ¿Y dar a luz un bebé de 100 kilos? Pues esto es lo que acaba de pasar Samy, la mamá de este pequeñín. Afortunadamente estas cifras, aunque nos dejen sin respiración, son las normales si hablamos de paquidermos. El parto no tuvo complicaciones y enseguida mamá y bebé estuvieron juntos bajo la tutela de los veterinarios. Han mantenido al pequeño elefante en una zona interior aclimatada a una temperatura de 20º durante casi 3 semanas, ya que este mes está siendo frío para la cría y debía acostumbrarse poco a poco a la vida fuera de la barrigota de su mamá. Hace unos días lo sacaron a la pradera y en cuanto nos enteramos decidimos que era un fantástico motivo para volver al zoo.

foto facebook Zoo Madrid

Aunque hacía mal día y parecía a punto de llover, la zona de los elefantes estaba llena de gente señalando. Allí se encontraban en un lado del recinto, Samy con su bebé elefante, que todavía no tiene nombre. El pequeño es muy gracioso, se le veía un poco torpe en sus movimientos, balanceaba la trompa y movía el rabito como si estuviese bailando, sin alejarse demasiado de las grandes patas de su madre. Tiene mucho pelo, como el que tienen los cachorros y daban ganas de acariciarlo, creo que estaba más ilusionada yo con la imagen del animal que mi hija, que señalaba y gritaba a todo bicho que se movía. Tuvimos la ocasión también de verle mamar, ¡qué imagen más tierna!

Nos alejamos de los elefantes para ir a saludar al resto de animales y aprovechar la visita. A Indira le encantan los osos pardos, no sé si es porque le recuerdan a sus muñecos con tanto pelo y le parecen achuchables, se ríe mucho al verlos sacudirse, levantar las patas y moverse de un lado a otro.

Vimos también a los lobos de Alaska e intentamos que aullasen con nosotros, pero este día no tenían muchas ganas. Y llegamos a tiempo para el espectáculo de los delfines, a todos los niños les encanta comprobar lo listos que son. Saltan, giran y obedecen a sus cuidadores a cambio de unos trozos de pescado. ¡Quedé muy sorprendida! Muchas madres no conseguimos que nuestros peques nos hagan tanto caso ¡y mucho menos que luego se coman el pescado! Otros que en sí ya son un propio espectáculo son los lémures, igualitos a los de la película de Madagascar, siempre están saltando de un lado a otro, chillando y persiguiéndose entre ellos, son muy graciosos.

 

Seguimos paseando por el zoo mientras avanzaba la tarde. Vimos a los leones marinos chapotear en su piscina, a monos de distintas especies, a unos llamativos flamencos y llegamos hasta  la pequeña granja,  donde nos metimos los tres a caminar entre cabritillos y chivos con otros niños y papás.

Las cabras más chiquitillas se dejan tocar y son muy suaves, a las grandes no les hace mucha gracia a no ser que les des algo de comida, que te venden en el propio zoo, o un poco de paja de la que hay por el suelo. Los peques se lo pasan en bomba en esta zona, donde pueden tocar a los animales y darles de comer.

Despedimos la tarde en el zoo viendo a unos espabilados pandas rojos, de hábitos nocturnos, que comenzaban a animarse cuando el resto de animales ya se recogían en sus guaridas para pasar la noche, a pesar de que no eran más que las siete de la tarde. Por supuesto Samy y su pequeño bebé elefante ya hacía tiempo que se habían ido a dormir… Pero lo bueno es que ¡siempre hay un buen motivo para volver al zoo!

 

El ZOO está en la Casa de Campo de Madrid, a apenas 2 kilómetros de Plaza de España. Se recomienda ir  en transporte público para ahorrarse el problema del aparcamiento y de los atascos. Ofrecen descuentos en entradas compradas  en Internet.

 

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