El pasado fin de semana empezaron las visitas en familia a la Torre Bellesguard de Barcelona, una de las obras menos conocidas de Antoni Gaudí. Era un lugar que desconocíamos y la verdad es que nos resultó muy interesante, para los adultos y también para los niños.
La Torre Bellesguard está íntimamente ligada a la historia de Cataluña. Fue el lugar donde vivió el último rey de la dinastía Catalana del Casal de Barcelona, Martí l’Humà, que murió en 1410. A partir de esa fecha, fueron muchos los personajes y hechos históricos que pasaron por Bellesguard y que inspiraron a Antoni Gaudí en su construcción y restauración entre 1900 y 1909.
Actualmente pertenece a la família Guilera, que vive de hecho en la finca, pero que la ha abierto al público para poder llevar a cabo la conservación de este importante patrimonio cultural.
Se puede visitar de martes a domingo por las mañanas, pero los domingos la visita es especialmente familiar ya que al terminar, los niños pueden disfrutar de un espectáculo de marionetas que recrea la historia de la torre.
Nosotros hicimos la visita guiada y nos resultó muy muy interesante, sobretodo a los adultos. Es un lugar precioso y, gracias a las explicaciones de nuestro guía, pudimos apreciar cada detalle, su significado y razón de ser.
Lo bueno de la visita es que los padres podemos seguir muy bien las explicaciones. Al encontrarse en un jardín, los niños que son demasiado pequeños para entender la historia pueden entretenerse jugando en los bancos o con las piedrecitas del suelo. Para ellos es como estar en un parque.
A partir de 4 años ya pueden entender algunas cosas si se las vamos explicando. Emma se interesó sobre todo por el castillo que había antes, el bandolero que se escondió allí y el trencadís de colores de los bancos. Otros niños más mayores hacían sus preguntas y el guía en todo momento fue muy amable y didáctico y lo hizo interesante también para los más pequeños.
El interior de la casa es también precioso. Lámparas con mil detalles, cristaleras de colores por donde entra la luz, azulejos que recuerdan a patios andaluces…
Y en las terrazas de arriba, además de unas vista de envidia, se esconde una sorpresa: un dragón escondido con el que Gaudí se ganó a todos los niños. No os pongo foto, cuando vayáis, tenéis que buscarlo!
Una vez de vuelta al jardín, comenzaba el espectáculo de títeres. Un poco pronto porqué los papás nos perdimos la visita a las caballerizas.
El espectáculo fue entretenido y contó de una manera sencilla y divertida la historia de la Torre Bellesguard y de todos los personajes que pasaron por ella hasta la actualidad. Los niños estuvieron super interesados.
Os recomendamos mucho la experiencia. A nosotros (los adultos) nos resultó muy interesante y, al no poder ir solos, esta fórmula para que los niños también lo disfruten es ideal.
Solo algunas cosas a tener en cuenta: el jardín es de piedrecitas, así que los cochecitos no van demasiado bien. Si los lleváis os los pueden guardar en la entrada, pero recomiendo el uso de mochila ergonómica para los bebés. El interior de la casa tiene muchas escaleras y es estrecho, también para que lo tengáis en cuenta si por ejemplo váis con dos peques por solo un adulto. Os puede resultar un poco estresante. Dentro del recinto hay baño (pero sin cambiador) y máquina para bebidas.
Dicho esto, si os gusta la cultura y la historia, os animo a hacer la visita. Un precioso y historico lugar donde podréis pasar también un buen rato en familia. A la salida, allí al lado está el Blau Café. Nos lo recomendaron hace tiempo, pero los domingos está cerrado. Si váis otro día y podéis disfrutarlo ya nos contaréis que tal!