*Crónica revisada: esta crónica se publicó originalmente el 9 de julio del 2015
Las ruinas y monumentos testifican la importancia que tuvo la Costa Daurada para diversos pueblos. También tiene castillos llenos de historia, bosques de pinos con vistas al mar y caminos de ronda que nos conducen por bonitas calas. Su clima, con inviernos suaves y veranos cálidos, es ideal para pasear por sus ciudades, que crecieron mirando siempre al mar, el gran protagonista de la zona. Un mar cálido, de aguas cristalinas y calmas que invitan a entrar, entrar y entrar. Sus amplias playas de arena fina cuentan con una variada oferta de servicios y son consideradas como unas de las más familiares de todo el país. En el horizonte se pueden apreciar las esculturas de metal de sus parques temáticos: ¡bienvenidos a la Costa Daurada!
La propuesta de escapada familiar a la Costa Daurada nos hizo mucha ilusión. Es una zona que está cerca de Barcelona, con una vocación familiar más que reconocida pero, que por alguna razón (¿en casa de herrero, cuchillo de palo?), aún no la tenemos tan controlada.
También debo reconocer que, aunque lo nuestro sea viajar por libre, nos entusiasmó la idea de tener una ruta interesante, previamente preparada por expertos, especialmente para que mi tribu disfrutara de ciudades con el sello de Destino de Turismo Familiar. Así que nos pusimos nuestra sonrisa de fin de semana de escapada y partimos rumbo a nuestro primer destino: Salou.
Día 1: Camino de Ronda y puesta del sol en Salou
Allí nos esperaba Silvia, de la Oficina de Turismo de Salou, para introducirnos en los encantos de su ciudad. Nos habló de las zonas infantiles de juego esparcidas por el paseo marítimo y de sus fuentes de luz, agua y sonido que atraen a grandes y pequeños. Silvia nos acompañó hasta el Camino de Ronda de Salou, más precisamente a su pasarela de madera que te permite ‘flotar sobre el mar’, por un sendero que descubre playas y calas de la bella zona de Cap de Salou. Hacerlo con la luz del final de la tarde nos recuerda porqué esta costa es llamada de dorada!
Después de encantarnos con la belleza del Camino de Ronda de Salou, Silvia nos guió hasta el restaurante Les Barques, donde estuvimos muy bien acompañados por platos marineros y por otro de los grandes atractivos de Salou: el atardecer en Pillons.
La brisa del mar suavizaba la calurosa tarde mientras asistíamos al juego de luces y sombras que nos regalaba la puesta del sol. Sin duda una gran oportunidad para enseñar a los niños a disfrutar de las cosas sencillas (y verdaderamente bonitas) de la vida.
Después de cenar nos dirigimos al Camping Joan, donde nos esperaba un simpático bungalow de madera rodeado por un césped de un verde impecable. Llegamos muy tarde y no pudimos apreciar ni las instalaciones ni la ubicación del camping hasta la mañana siguiente.
Día 2: Aventuras en el campo y en el mar
Al amanecer salí para explorar el territorio y la verdad es que me pareció un camping ideal para familias: al ser pequeño, las distancias entre las diferentes instalaciones son ideales para ir con niños. Además, tienen una bonita piscina y una playa de arenas finas y mar calmo justo delante.
Nos hubiéramos quedado disfrutando de aquella playa tan tentadora pero nos esperaban en la Oficina de Turismo de Cambrils. Teo decidió que ya estábamos en el primer punto de interés del día, el Parque del Pescador, localizado justo detrás de la oficina, con tres zonas lúdicas infantiles y una cafetería/bar con vistas al mar. Disfrutamos del lugar el tiempo justo, porque nos esperaban en Jumpland Aventura Ecológica.
Jumpland es un parque de aventuras diferente porque está ubicado entre centenares de olivos que, junto a su huerto ecológico, sus puentes y sus tirolinas, constituye una innovadora y responsable forma de ocio para todas las edades. No puedo dejar de mencionar al monitor que nos recibió, Dídac, cuya paciencia y habilidad consiguieron convertir a un niño ‘anti-tirolinas’ en un verdadero aficionado a ‘colgarse como un jamón’! Me quedo con su habilidad para trabajar en positivo, cultivando la autoestima y la confianza de los pequeños (y grandes!). Visitad a la web de Jumpland para saber más sobre todo lo que hacen.
Después del “momento adrenalina”, era hora de recuperar fuerzas con la ayuda del Mediterráneo. Nos subimos a un barco de la empresa Creuers Costa Daurada y pudimos apreciar lo bonita que es la costa vista desde el mar. Nosotros hicimos la travesía de ida/vuelta desde Cambrils a Salou, pero para el que tenga más tiempo disponible, un plan ideal sería ir bajando en los puertos vecinos para ir explorando playas y pueblos dejando el coche aparcado por unos días.
Tantas aventuras nos abrió el apetito, menos mal que estábamos cerca del Acuamar Restaurant. Comimos estupendamente bien allí. No se trata de un lugar especialmente acondicionado para niños. Para nuestra suerte, Lucas, de dieciocho meses, cayó dormido y así pudimos disfrutar de una comida más o menos tranquila. Si vais a Cambrils, recomiendo que intentéis probarlo (bajo previa reserva!): son muy amables y la comida es de altísima calidad. Volveremos.
Después de comer hicimos un “paseo digestivo” hasta la parada del Tren Turístico de Cambrils que nos llevaría a recorrer el centro histórico de la ciudad. En el camino fue imposible evitar parar para que los niños jugasen en el mar. Es la gran ventaja de las ciudades que crecen de cara al mar.
Subimos al tren y, después de un paseo agradable y relajado por el casco antiguo de Cambrils, ¡niño grande caído dormido! Recordamos que estábamos cerca del Parque de Pescador que habíamos descubierto por la mañana y allí nos dirigimos para la siesta.
Con los niños despiertos y las baterías cargadas, decidimos ir caminando por el centro de Cambrils en dirección al restaurante que nos indicaron para cenar: El Pósito. Cenamos bastante bien, y se lo debemos en parte a la comida y en parte a la placita en la que se encuentra la terraza del restaurante.
Día 3: Visita a la Ciutadella Ibérica de Calafell y más mar
Mañana de domingo, hora de viajar a Calafell. La Oficina de Turismo de Calafell nos invitó a ‘experimentar la vida de los íberos’ en la Ciutadella Ibérica de Calafell. Teo y su padre fueron los que mejor se lo pasaron, preparándose para la batalla.
La cuidada reconstrucción in situ de sus yacimientos nos permite viajar en el tiempo, disfrutando de una lúdica lección magistral de historia. Al margen de las visitas guiadas, la Ciutadella Ibérica de Calafell organiza el Festival Terra Ibérica, en el que ofrecen actividades infantiles, visitas nocturnas, visitas temáticas, gincanas familiares y jornadas gastronómicas que nos acercan al mundo íbero.
Hacía muchísimo calor, así que la siguiente actividad en Calafell, un paseo en kayak en la Escuela de Vela de Calafell, nos vino de perlas para refrescarnos.
La arena fina, el mar de aguas transparentes y el colorido de las velas constituían la composición perfecta de una tarde veraniega bien aprovechada.
Día 4: Aquopolis y Port Aventura
Para el último día de nuestra ruta, invitamos a la familia viajera de Laia para disfrutar de un día pleno de aventuras en la zona de La Pineda Platja/ Vila Seca. Y aquí tenéis su experiencia.
La Pineda Platja / Vila-seca
La Pineda Platja ofrece una amplia oferta para el turismo familiar, con hoteles, campings y restaurantes especializados y muchos metros de playa con zonas de juegos y clubs infantiles. Nosotros estuvimos un día y nos quedamos con ganas de más, pero lo que vimos no nos decepcionó: el Aquopolis y Port Aventura ¡no dejan a los niños indiferentes!
Un lugar perfecto para los amantes de estar en remojo y de las emociones fuertes. Es perfecto porque hay un poco de todo y para todo el mundo. Y tiene las dimensiones ideales para que no se quede corto, pero tampoco tengamos que andar largas distancias. ¿Se nota que lo pasamos genial?
Mis dos hijos estuvieron encantados en las piscinas que no cubren, en la zona infantil y tirándose de los toboganes más bajitos. Con la mayor (5 años) me bajé yo por uno de los “donuts”, ¡muy divertido! Y papá tuvo su momento en una de las bajadas más altas del parque.
Hay zonas de arena, zonas de sombra, zona de picnic, restaurante… y, si quieres más comodidades, por un poco más en el precio puedes tener una zona VIP, alquilar una hamaca u obtener un speed pass que te permite no hacer colas. Como en todo, si podéis ir cuando no es temporada (junio o septiembre) os bañaréis igual de bien pero estaréis más tranquilos.
Port Aventura es un parque donde los niños más mayores son los que más disfrutarán. Entenderán la puesta en escena de las diferentes areas temáticas, podrán subir a la mayoría de atracciones y no se cansarán tan rápidamente de andar.
A los nuestros les gustó pero nosotros tuvimos que tirar mucho de cochecito y mochila ergonómica.
Visitamos todas las zonas y, al contrario de lo que se pueda pensar, no solamente en Sésamo Aventura hay atracciones para los más peques. En todas ellas podéis encontrar un par o tres.
Además hay tiendas, espectáculos, puestos de comida… una experiencia a lo grande para toda la familia!
Las dos familias volvimos a Barcelona después de haberlo dado todo y de haber disfrutado como enanos! Se nos quedó la sensación de que, aunque la Costa Daurada ya sea muy conocida y visitada, hay muchísimo más por descubrir de este destino familiar por excelencia. Menos mal que está tan cerca de Barcelona. ¿Lo conocéis? ¿Tenéis vuestros lugares preferidos?
Podrás encontrar esta experiencia y la de otras familias en nuestra guía gratuita de turismo familiar en Cataluña. ¡Descárgala!
